Por ABELARDO OVIEDO DUQUESNE
Foto Cortesía de la FIVB

El mejor entrenador del orbe en el pasado siglo también es distinguido por la caballerosidad y respeto demostrado siempre al adversario. Sobre aquellas selecciones dijo a BOHEMIA: “Fueron promociones de jugadoras, con muy buenas aptitudes y actitudes. Trabajamos mucho con ellas y asimilaron, en alto grado, todas las cargas físicas y técnicas aplicadas. Por ejemplo, recuerdo que Cuba no asistió a los Juegos Olímpicos Seúl 1988 pero en esa campaña derrotamos en los torneos europeos a todos los participantes en aquella competencia. A partir de entonces ellas adquirieron la costumbre de dominar los torneos”.
Ahora George es el presidente de la federación cubana. Desempeña un cargo directivo. Pero visita la sala de entrenamiento, cuando disminuye la intensidad del trabajo burocrático “para comprobar la entrega, el esfuerzo, de los jugadores/as en desarrollo”.
La selección principal de varones figuró siempre entre los cuatro grandes de las versiones ligueras del pasado cuatrienio. Esos triunfos no lo sorprendieron. Y argumentó: “Jugar la final de cualquier competencia es un hecho muy delicado. Estar reiteradamente en ese tramo les ha formado, pues consiguieron la rutina de juego necesaria para enfrentar a rivales de calidad; y para desempeñarse bien ante diferentes aficiones.
“Han superado en competencias importantes a rivales con mucho oficio, a pesos pesados como Brasil, Rusia, Estados unidos, Serbia. Son jóvenes y fuertes. Asumirán bien cualquier exigencia competitiva porque ya ganaron cierta estabilidad en el rendimiento”.
Ñico y Calde

El secretario de la federación cubana, Licenciado Argelio Pascual Hernández Rodríguez, tuvo estrechas relaciones de trabajo con ambos y ofreció su opinión: “Por espacio de 40 años consecutivos, Antonio Perdomo Estrella aportó sus servicios a los equipos nacionales de Cuba. Dedicó mayor tiempo a la formación de las EMC. Ese periodo de trabajo, es suficiente para ser considerado un paradigma del voleibol mundial. Y mucho más por los lauros de mejor entrenador de la Copa del Mundo en 1989 y de la justa universal de 1998.
“La última actuación en una primerísima competencia de mi paisano del municipio Cotorro, fue en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008. Allí nuestro representativo logró el cuarto escaño. Un año antes, en los Juegos Panamericanos Río de Janeiro 2007, sus alumnas lo lanzaron al aire repetidamente tras la excitante victoria frente a Brasil. Ese triunfo significó la octava medalla de oro de nuestro país en esa lid.

No obstante, cuando se hable de los mejores entrenadores de Cuba, en el sector femenino, su nombre aparece por derecho propio. Lo ratifica la jerarquía de las EMC en competencias de elevado nivel. Llegó a la máxima aspiración de un entrenador: campeón olímpico. Esa estela nunca cambió su conducta. Prosiguió siendo el joven oriental que aspiraba a dar más por nuestro deporte, como si lo hecho fuera poco. José Martí, el Apóstol de Cuba, dijo: “La fraternidad no es una concesión, es un deber”. Calderón fue uno de los indiscutibles practicantes de esa máxima”.
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