miércoles, 24 de octubre de 2012

Mote rubricado; gloria conquistada (II)


Una terna de estrategas tuvo la mayor responsabilidad en la formación de las Espectaculares Morenas del Caribe, un inigualable equipo cubano de voleibol, clasificación femenina, exaltado al salón de la fama

Por ABELARDO OVIEDO DUQUESNE
Foto Cortesía de la FIVB


Todos los estrategas, dígase orfebres, del archipiélago que colaboraron a formar la excelsa formación Espectaculares Morenas del Caribe, merecen una permanente ovación, aunque Eugenio George, Antonio Perdomo (Ñico) y Luis Felipe Calderón (Calde) tuvieran la mayor responsabilidad en diferentes temporadas.

Cuentan que la paciencia es la dote de los triunfadores. Esa cualidad, entre otras, auxilió a Eugenio George, miembro del salón de la fama, para explicarle a sus asistentes las vías para que los elencos del país sobrevolaran disímiles obstáculos y labraran un camino. La nueva planificación de los entrenamientos y las estrategias utilizadas en los certámenes, por solo citar dos aristas, derritieron la preponderancia de Japón, China, Estados Unidos, Rusia y Brasil.

El mejor entrenador del orbe en el pasado siglo también es distinguido por la caballerosidad y respeto demostrado siempre al adversario. Sobre aquellas selecciones dijo a BOHEMIA: “Fueron promociones de jugadoras, con muy buenas aptitudes y actitudes. Trabajamos mucho con ellas y asimilaron, en alto grado, todas las cargas físicas y técnicas aplicadas. Por ejemplo, recuerdo que Cuba no asistió a los Juegos Olímpicos Seúl 1988 pero en esa campaña derrotamos en los torneos europeos a todos los participantes en aquella competencia. A partir de entonces ellas adquirieron la costumbre de dominar los torneos”.

Ahora George es el presidente de la federación cubana. Desempeña un cargo directivo. Pero visita la sala de entrenamiento, cuando disminuye la intensidad del trabajo burocrático “para comprobar la entrega, el esfuerzo, de los jugadores/as en desarrollo”.

La selección principal de varones figuró siempre entre los cuatro grandes de las versiones ligueras del pasado cuatrienio. Esos triunfos no lo sorprendieron. Y argumentó: “Jugar la final de cualquier competencia es un hecho muy delicado. Estar reiteradamente en ese tramo les ha formado, pues consiguieron la rutina de juego necesaria para enfrentar a rivales de calidad; y para desempeñarse bien ante diferentes aficiones.

“Han superado en competencias importantes a rivales con mucho oficio, a pesos pesados como Brasil, Rusia, Estados unidos, Serbia. Son jóvenes y fuertes. Asumirán bien cualquier exigencia competitiva porque ya ganaron cierta estabilidad en el rendimiento”.

Ñico y Calde

La constancia laboral proporciona satisfacciones. Ñico y Calde obtuvieron una nota de 10 sobre 10 por apoyar el diseño concebido. El primero fue el entrenador principal del elenco campeón en la cita universal Japón 1998. El segundo, obtuvo similar rango en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000.

El secretario de la federación cubana, Licenciado Argelio Pascual Hernández Rodríguez, tuvo estrechas relaciones de trabajo con ambos y ofreció su opinión: “Por espacio de 40 años consecutivos, Antonio Perdomo Estrella aportó sus servicios a los equipos nacionales de Cuba. Dedicó mayor tiempo a la formación de las EMC. Ese periodo de trabajo, es suficiente para ser considerado un paradigma del voleibol mundial. Y mucho más por los lauros de mejor entrenador de la Copa del Mundo en 1989 y de la justa universal de 1998.

“La última actuación en una primerísima competencia de mi paisano del municipio Cotorro, fue en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008. Allí nuestro representativo logró el cuarto escaño. Un año antes, en los Juegos Panamericanos Río de Janeiro 2007, sus alumnas lo lanzaron al aire repetidamente tras la excitante victoria frente a Brasil. Ese triunfo significó la octava medalla de oro de nuestro país en esa lid.

“Luis Felipe Calderón Blet llegó de su natal Baracoa y, en pocos años, obtuvo el prestigio que le proporcionó competir en otros rectángulos. Pero azares de la vida minaron su camino como voleibolista.

No obstante, cuando se hable de los mejores entrenadores de Cuba, en el sector femenino, su nombre aparece por derecho propio. Lo ratifica la jerarquía de las EMC en competencias de elevado nivel. Llegó a la máxima aspiración de un entrenador: campeón olímpico. Esa estela nunca cambió su conducta. Prosiguió siendo el joven oriental que aspiraba a dar más por nuestro deporte, como si lo hecho fuera poco. José Martí, el Apóstol de Cuba, dijo: “La fraternidad no es una concesión, es un deber”. Calderón fue uno de los indiscutibles practicantes de esa máxima”.



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