sábado, 8 de mayo de 2010

Atractivas huellas

Por Abelardo Oviedo
Foto Rafael Torres

Mientras en 1993 los dirigentes de varias federaciones nacionales de deportes con pelota pensaban sobre la estructuración de un programa competitivo extenso, la de baloncesto sorprendía a sus colegas con la Liga Superior (LSB), certamen cuya aceptación emuló, en algunas ediciones, con la serie nacional de béisbol.

No obstante, los directivos de la disciplina en el archipiélago no se contentaron con gozar del éxito y el reconocimiento popular; y en el 2004 surgió una fórmula todavía más exigente para los competidores, porque el acceso a la LSB sería luego un Torneo Nacional de Ascenso (TNA).

José Ramírez, el técnico que dirigió al conjunto nacional femenino a reconquistar el título de los Juegos Panamericanos en Winnipeg, en 1999, es el comisionado nacional del deporte y uno de los promotores de cambiarle la faz a la campaña de la disciplina en Cuba.

“Esta forma de competir, aseguró, nos beneficia sobremanera para elevar el desarrollo de los jugadores en todo el país. Por ejemplo, en el primer tramo de la recién finalizada temporada concursaron de nuevo 15 equipos de 14 provincias y asistieron 225 atletas; en el segmento conclusivo los los ocho mejores elencos. Además, intervinieron 30 baloncestistas juveniles y 45 menores de 23 años. Eso implica que en un solo evento crecieron jugadores de las tres divisiones. Esa realidad evita el envejecimiento de los colectivos y la posibilidad de elevar la cantidad de baloncestistas con los mismos recursos. La situación económica del país impide celebrar campeonatos independientes de esas categorías.”

La Liga Superior
“Para algunos, puntualizó Ramírez, pareció descabellada la decisión de ampliar a ocho los combinados en la LSB, pero de esa manera logramos que nuestros muchachos jueguen en casa 44 partidos sin incluir los del play off que este año extendimos a cinco (semifinal) y a siete el correspondiente a la discusión de la medalla de oro. Los integrantes de los seleccionados inmersos en esos tramos del evento intervinieron en 56 choques.”

Tras seis años
Ramírez aceptó realizar un balance sobre lo acontecido luego de seis años: “Hace poco examiné algunos documentos y ellos me revelaron que desde el 2004 hasta ahora ha crecido la talla de los equipos de 1,89 a 1,93 metros; disminuyó el promedio de edad y se ha mantenido entre 23-24 años; subió de un 27 a 36 por ciento la efectividad en los tiros de 3 puntos (asignatura pendiente de nuestra selección nacional).

"En las post temporadas ha descendido la precisión en las tiradas libres, pero durante las clasificatorias remontó de 64 a 71%. La diferencia entre los puntos anotados y recibidos ha disminuido, porque se percibe menos distancia entre los contendientes, al punto de que en esta versión resultaron muy discutidas la definición de las zonas y los play off. El nivel defensivo impidió el surgimiento de marcadores de 100 puntos y pocos desenlaces concluyeron por encima de las 90 unidades. Sin dudas el sistemático intercambio aquí contribuyó para ocupar uno de los tres primeros escaños de los Centrocaribe y la clasificación para los Centrobasket, y el pre mundial Copa de las Américas.”

Revelaciones y apreciaciones
“Todos los años, apuntó Ramírez, el baloncesto de mayor jerarquía en la nación ofrece revelaciones. El conjunto de Camagüey constituyó otra vez una nota agradable. Por segundo año consecutivo figuraron entre los cuatro grandes y ocuparon el tercer peldaño en la clasificación general. Guantánamo relegó a Matanzas. Pinar del Río y Holguín arribaron por primera vez a la LSB. Villa Clara y Santiago de Cuba tuvieron de nuevo una discreta actuación. La Habana posee baloncestistas capaces. Atenta contra el rendimiento de ese combinado la poca estabilidad para realizar los entrenamientos. Es lamentable ver cómo un seleccionado con tan buena composición queda excluido de optar por el éxito.
“El apartado occidental es aún el más fuerte. Cada año resulta más ácida la discusión del pase a la LSB. Asimismo casi siempre comparecen tres combinados de esa llave a la LSB. La zona oriental es la más débil.”

Jugadores talentosos
“Algunos jóvenes talentosos, dijo el comisionado nacional, dejaron su rúbrica en la competencia. Ellos fueron Marvin Cairo (Capitalinos), Enrique Ramos y Yasser Rodríguez (Ciego de Ávila), Juan Pablo Piñera (La Habana), Manuel Arias (Santiago de Cuba), Ismael Romero (Villa Clara), Yossier Monterrey (Pinar del Río). También enseñaron técnica para un prometedor desempeño los gigantes Edson Standart y Abraham Richardson, de Capitalinos, así como Cecilio Villavicencio, de La Habana.”

Un toque de audacia
El silencio precedió la organización de la Liga para las muchachas. Sobre el tema Ramírez precisó: “Desde hace algún tiempo examinábamos la posibilidad de establecer una para ellas similar al de los varones. Y decidimos ejecutar el proyecto, porque constituye una vía adecuada para garantizar la preponderancia que ostentamos en la nuestra área geográfica y batallar por regresar a los espacios cedidos en el escenario internacional. La Liga de las muchachas impactó, pues los equipos demostraron competitividad. En el 2011 programaremos una post temporada, porque fueron muy reñidos los partidos entre los cuatro elencos vanguardistas: Santiago de Cuba, Guantánamo, Capitalinas y Pinar del Río.”.

La otra cara de la moneda
“Desde septiembre, puntualizó Ramírez, empieza el ajetreo de los varones del mayor nivel de nuestro deporte; y las acciones casi siempre terminan en los primeros meses del año siguiente. Ese prolongado tiempo de competencia también propicia el aumento de las capacidades a 60 árbitros, 45 entrenadores, y a los jueces que trabajan en las mesas de control.

“Nuestra subcomisión de regla y arbitraje, que dirige el otrora árbitro FIBA Vicente Mesa, tiene una membresía de 6 árbitros internacionales, 78 nacionales y 11 provinciales. El acceso de ellos al TNA y a la LSB depende de una evaluación de su trabajo, comportamiento ético y disciplina. El desempeño de las mujeres es muy bueno. Demostraron tanta calidad como los hombres.”

Sin dudas la temporada de baloncesto posee un rostro, porque tanto los muchachos, como ahora las jovencitas, regalan, en ocasiones, fantásticas jugadas y ello satisface a los aficionados presentes en las salas y frente a sus tele receptores. Pero aún falta por erradicar completamente el exceso de violencia dentro de la duela, un lastre apreciado también en otros intercambios de los llamados deportes con pelota.

Ramírez explicó el trabajo de la federación cubana para extirpar ese mal: “Tenemos un código de disciplina y lo discutimos con los participantes antes de comenzar la competencia. Para la próxima versión también reiteraremos la directiva sobre ese tema: antes de iniciarse el juego el intercambio del jefe de sede con los árbitros, directores técnicos y capitanes de los equipos, con el fin de aclarar las sanciones en caso de indisciplina. Modificaremos la política de sanciones por faltas graves, antideportivas y actitudes inadecuadas antes, durante y después del evento. La federación cubana será intransigente con los seleccionados reincidentes en cometer indisciplinas.”

En esta primera campaña del ciclo ha crecido el número de ligas en el país. Además del voleibol, ya tienen su evento las baloncestistas, así como los/las balonmanistas. A esas justas les falta recibir la calificación del tiempo. Pero aunque reciban una nota positiva, la afición definirá a la LSB como la segunda pasión deportiva en el archipiélago.

No se debe…pero se puede
La federación cubana evitó otra vez nominar para trabajar en la postemporada a los árbitros oriundos, o residentes, en la misma provincia de los elencos encartados. Tal vez esa estrategia, aplicada en torneos y juegos multidisciplinarios, sea válida para la primera etapa del clásico. Pero la despedida del evento requiere de otra valoración. Deben comparecer los mejores silbantes.

Algunos con la mayor calificación que otorga la entidad internacional (FIBA) radican (o viven) en la capital del país. Y esa disposición los excluye de administrar justicia en los duelos en que intervenga el conjunto Capitalinos, habitual inquilino del último espacio competitivo del certamen. Esa exclusión, además, imposibilita al oficial elevar su techo cualitativo en casa, pues los partidos de cara al título resultan espinosos. De poco sirve ubicar a un árbitro de una provincia distinta, si ello propicia constantes protestas. La terna arbitral, a mi modo de ver, tiene una función. Sus integrantes están obligados a sentenciar la infracción, sin tener en cuenta el color del uniforme del implicado.

Ruperto Herrera es el presidente de la federación cubana de la disciplina. Con respecto al tema puntualizó: “Seguimos la práctica internacional. En muy raras oportunidades un árbitro de una nación participa en un desenlace en el que interviene su país. Una decisión contraria lo expone, porque está obligado a comportarse a un 110 por ciento si el juego llega con alguna paridad a los minutos finales.”

Nelson Zunzunegui es el técnico de la selección nacional juvenil. Su criterio es parecido al del afamado baloncestista de la década de los años 70: “En nuestro deporte surgen muchas acciones en poco tiempo y cualquier silbante puede equivocarse. Es preferible designar jueces de otros lugares para evitar suspicacias. Tal vez ello tenga menos trascendencia en béisbol porque es un deporte más lento.”

Faustino Hernández es el jefe de la comisión nacional de árbitros: “En las principales decisiones de los eventos de la nación deben estar los mejores, así como los que se hayan ganado ese derecho durante las primeras rondas. Conozco el proceder internacional y no lo critico.”

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