martes, 20 de abril de 2010

¡Olé Capitalinos!

Abelardo Oviedo

Foto Armando Hernández

Quizás el lente de algún paparazzie solo captó los emotivos sucesos acontecidos en la 49 Serie Nacional de Béisbol. De ser así, la gestión del “fotoreportero” resultó fragmentada, porque la disputa por el título de la Liga Superior de Baloncesto tuvo ribetes similares a los acontecidos en los diamantes Augusto César Sandino, de Villa Clara, y Latinoamericano, de Ciudad de La Habana.

Luego de ceder en la discusión del título durante las cuatro temporadas precedentes, el seleccionado Capitalinos obtuvo por sexta ocasión la cima de la competencia. Y se convirtió en el segundo elenco de la capital más laureado en eventos de primerísimo rango.

Por una u otra razón desde 1999 le era esquivo a los azules el mayor pergamino de la justa instaurada en 1993. Algunos achacaron aquellos fracasos a la falta de disciplina táctica en los momentos cruciales, carencia de efectividad en la ofensiva por parte de sus jugadores altos y escasa fluidez para transitar de la defensiva al ataque. Ahora los alumnos de Miguelito Calderón, también sufrieron un tanto antes de acceder a la discusión del cetro porque frente al seleccionado de Guantánamo, en la preliminar, los jugadores de segunda línea jugaron por debajo de lo esperado y preservaron modestamente las ventajas.

De cara al principal escaño del podio de premiación sucedió algo parecido, pero los giraldillos resultaron coherentes en los últimos segmentos de los cinco partidos efectuados y ese comportamiento los salvó del naufragio.

La historia surgida entre los elencos Ciego de Ávila y Camagüey, en la penúltima etapa, fue apasionante y produjo altas pulsaciones en los asistentes a la sala agramontina Rafael Fortún y la avileña Giraldo Córdova Cardín. El Camagüey plantó una cara más dura al Ciego de Ávila en la penúltima ronda y, enlazó dos veces a los Búfalos. Sin embargo, los campeones defensores incrementaron su productividad desde la media y larga distancias en cancha propia y propinaron tres amarguras consecutivas a los agramontinos para dejarlos fuera de la lucha por el mejor palmarés.

En el segmento conclusivo la conducta de los avileños distó de la requerida para discutir la supremacía. Fallaron muchas tiradas libres, al punto que solo alcanzaron el menos del 70 por ciento. El rendimiento óptimo para una etapa de esa naturaleza es de 75.
Desfavoreció también a los alumnos de Omar García la desorganización para ejecutar la ofensiva y algunas decisiones del técnico. Él demoró mucho en hacer las sustituciones necesarias para cortarle el vuelo a sus rivales, especialmente en los tramos de apertura de los cotejos. Ray Luis Vera, Alexei Mestre y Enrique Ramos demostraron, en cada comparecencia, el nivel óptimo para replicar ante el empuje de sus huéspedes.

La LSB regaló matices en las tres llaves durante la clasificatoria. En la occidental, Pinar del Río desbancó a La Habana y logró, por primera vez, incluirse entre los ocho grandes del certamen. En la oriental sucedió un hecho inédito e inesperado. Al igual que los pinareños, Holguín logró el pasaporte a la LSB mientras, el Santiago de Cuba volvía a desvanecerse ante sus vecinos de aquella llave.

No se debe…pero se puede
La federación cubana declinó otra vez nominar para trabajar en la postemporada a los árbitros oriundos, o residentes, en la misma provincia de los elencos encartados. Tal vez esa estrategia, aplicada en torneos y juegos multidisciplinarios, sea válida para la primera etapa del clásico. La despedida de la temporada requiere de otra valoración. Deben comparecer los mejores silbantes.

Algunos jueces con la mayor calificación que otorga la entidad internacional (FIBA) radican (o viven) en la capital del país. Y esa disposición los excluye de administrar justicia en los duelos en que intervenga el conjunto Capitalinos, habitual inquilino del último espacio competitivo del certamen. Esa exclusión, además, imposibilita al oficial elevar su techo cualitativo en casa, pues los partidos de cara al título resultan espinosos. De poco sirve ubicar a un árbitro de una provincia distinta, si ello propicia constantes protestas. La terna arbitral, a mi modo de ver, tiene una función. Sus integrantes están obligados a sentenciar la infracción, sin tener en cuenta el color del uniforme del implicado.

Ruperto Herrera es el presidente de la federación cubana de la disciplina. Con respecto al tema puntualizó: “Seguimos la práctica internacional. En muy raras oportunidades un árbitro de una nación trabaja en un partido en el que interviene su país. Una decisión contraria lo expone, porque está obligado a comportarse a un 110 por ciento si el juego llega con alguna paridad a los minutos finales.”

Nelson Zunzunegui es el técnico de la selección nacional juvenil. Su criterio es parecido al del afamado baloncestista de la década de los años 70: “En nuestro deporte surgen muchas acciones en poco tiempo y cualquier silbante puede equivocarse. Es preferible designar jueces de otros lugares para evitar suspicacias. Tal vez ello tenga menos trascendencia en béisbol porque es un deporte más lento.”

Faustino Hernández es el jefe de la comisión nacional de árbitros: “En las principales decisiones de los eventos de la nación deben estar los mejores, así como los que hayan ganado ese derecho durante las primeras rondas. Conozco el proceder internacional y no lo critico.”

En esta primera campaña del ciclo ha crecido el número de ligas en el país. Además de la calendariado por la federación nacional de voleibol, ya tienen un evento élite las baloncestistas, así como el balonmano en las dos clasificaciones. A todas les falta recibir la calificación del tiempo. Pero aunque reciban una nota positiva, la afición definirá a la LSB como la segunda pasión deportiva del archipiélago.

Resultados de la final: Capitalinos 86/Ciego de Ávila 84. Capitalinos 80/Ciego de Ávila75. Capitalinos 75/Ciego de ÁVila 78. Capitalinos 71/Ciego de Ávila 73 puntos.

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