domingo, 12 de abril de 2009

Escapados los búfalos

Quizás hasta que comience la próxima Liga Superior (LSB) existan comentarios diversos acerca del quehacer exhibido en esta postemporada por los equipos Ciego de Ávila y Capitalinos.

El tramo conclusivo de la primera LSB del presente cuatrienio resultó exigente, reñido, para los giraldillos y para los búfalos. Duró seis jornadas porque, tal y como se vaticinó, ninguno de los bandos declinó en su empeño de conquistar el glamour que acompaña a los triunfadores, tanto en la polideportiva Ramón Font, de Ciudad de La Habana, como en la Giraldo Córdova Cardín, de Ciego de Ávila.

Escapados los búfalos. Esa es la frase cubana para definir la preponderancia de los campeones defensores. La afirmación sintetiza, además del victorioso 4Vx2D en el play off, el acceso al quinto cetro consecutivo, tres de ellos ante el mismo rival; y un balance de 11 victorias frente a seis derrotas ante los giraldillos en las finalísimas disputada.
Muy pocos vaticinan cuándo terminará el predominio de Ciego de Ávila en el máximo nivel de la disciplina en el país. La mayoría evita pronunciarse porque sus jugadores claves: Geoffrei Silvestre, Michael Pérez, William Granda, Yunier Pérez y Joan Luis Haití mantienen un rendimiento prácticamente inaccesible en los momentos cumbres de la competencia anual y son jóvenes.
Esta vez a la habitual caracterización del combinado se sumó el aporte del refuerzo guantanamero Georvis Elías. Ellos anotaron 464 de las 484 unidades signadas por el colectivo. En tiros de campo promediaron un 50 por ciento de eficiencia; en lances de tres puntos Guerra, Granda y Pérez, los jugadores del perímetro, acertaron el 47 por ciento de sus tiros. Guerra, Geoffrei, Haití y Elías obtuvieron 119 de los 152 rebotes alcanzados.
Algunas cifras pueden constituir límites para el último segmento del certamen: 484 puntos anotados, 49 por ciento de efectividad en tiros de campo, 29 por ciento en los de tres puntos y 152 rebotes.

De nuevo la miel del triunfo quedó distante para Capitalinos, no obstante poseer jugadores calificados y especializados para diferentes momentos del juego. Entre sus errores está el haber perdonado en más de una oportunidad a sus contrincantes en los instantes finales del quinto encuentro. Un buen desempeño hubiese puesto a los avileños entre el acero y la pared, obligados a ganar los dos últimos partidos en la polideportiva Ramón Font.

Además, los azules descuidaron principios básicos: no respetar el guión desarrollado durante la temporada y soslayar, en ocasiones, el criterio para ejecutar la defensa sobre los adversarios más próximos a la cesta.

Sorpresas
Con meridiana agudeza los analistas afirman que cada postemporada es diferente a la anterior. Ese criterio es válido. En la décimoquinta versión los giraldillos conquistaron dos triunfos en la cancha de los avileños, pero como olvidaron que “no van rápido los de adelante si los de atrás corren bien”, sufrieron tres reveses consecutivos en la sala Ramón Font y perdieron la opción de agenciarse el sexto pergamino.

Esta campaña tuvo sorpresas. Luego de la división de honores en la sala capitalina, los seguidores de los avileños esperaban que se produjeran en su territorio las tres restantes victorias. Pero aunque no ocurrió así, sus paisanos, haciéndole honor al refrán, corrieron bien ante una afición un tanto desfavorable.

¿Con todas las de la ley?
Al igual que en otras naciones, la presente campaña se rige por modificaciones hechas al reglamento. Esas nuevas reglas reducen la violencia en el juego.
Para los play offs se nominaron las tríadas de árbitros que mejor aplicaron las nuevas indicaciones. Por eso, los jugadores disminuyeron las simulaciones de las fallas defensivas del adversario con el fin de confundir a los silbantes; y fue menos agresivo el movimiento de los brazos de los reboteadores al adueñarse de la pelota.

En la anterior edición de la LSB (2008) se produjo una encendida discusión en uno de los cotejos decisivos del play off en la polideportiva avileña Giraldo Córdova Cardín. Y ardió Troya. Parecía que aquella desagradable escena desaparecería del escenario competitivo del baloncesto. Pero en varios desafíos de esta versión liguera surgieron altercados.

Son suficientes las malas experiencias. Será preciso atender mejor las decisiones de los árbitros, al igual que debe aumentarse la vigilancia sobre la disciplina ciudadana, por parte de las autoridades competentes.

Al finalizar la pasada LSB, los máximos representantes de la disciplina recibieron sugerencias para elevar la espectacularidad del evento. Ya la semifinal creció a cinco encuentros y la final constó de siete desafíos. Sin embargo, no cambió el formato de la temporada y aún en el Torneo Nacional de Ascenso se miden solo los equipos pertenecientes al mismo apartado. Esa fórmula limita el desarrollo de los baloncestistas.

Por la conquista de un sueño
En la década de los años setenta, el baloncesto cubano figuró entre los primeros del mundo. Los seleccionados del país ejecutaban marcajes a presión por todo el terreno que acababan desarticulando a sus adversarios. Recuérdese lo logrado en los Juegos Olímpicos de Munich, en 1972, y en el Mundobasket de 1974, celebrado en Puerto Rico.

Luego, por diversas razones, desapareció esa virtud individual y colectiva. Hoy contamos con jugadores en franco proceso de aprendizaje y, afortunadamente, la nueva hornada de estrategas prefiere el estilo de juego basado en la defensa. De cara a la cima de la LSB los entrenadores quisieron sorprender con las estrategias defensivas mostradas por sus alumnos. Esa conducta favorece la reconquista de viejos sueños .

En breve la federación cubana ofrecerá la nómina de la preselección nacional. A esos jóvenes les tocará batirse para alcanzar uno de los visados que concederá el premundial Copa de las Américas en la ciudad de Monterrey. Ese listón está situado a considerable altura, pero solo por intermedio de los triunfos se alcanza el respeto de los adversarios.

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