martes, 26 de agosto de 2008

Reggae en el Nido de Pájaro








Abelardo Oviedo
Fotos Cortesía de la IAAF




Casi nadie se lo esperaba. El fracaso sufrido por los velocistas norteamericanos durante los XXIX Juegos Olímpicos de Beijing, China, asombró a quienes desde hace muchos años han conocido de la hegemonía de ese país en las pruebas más rápidas del deporte rey.
Antes de comenzar el reto en el majestuoso estadio Nido de Pájaro, coincidía la opinión de los analistas con la de otros observadores menos especializados. Pero ese criterio cayó al desfiladero, pues los velocistas jamaicanos, que acechaban a los estadounidenses desde hace algunos cuatrienios, dominaron las lides de 100, 200, y el relevo corto para caballeros; y les asestaron “un disparo en el corazón”.
En Jamaica viven los sprinters más rápidos del mundo, apuntaba un colega tras presenciar los desenlaces de Usain Bolt (100 m-9,69 seg. 200m 19,30 seg.), el más empinado de la armada caribeña, y el de otros representantes de esa isla que también demostraron maestría: Shelly Ann-Fraser (100-10,78) y Verónica Campbell (200- 21,74); la estafeta de 4x100 masculina con un crono de corte mundial de 37,10 segundos. Lograron cinco porque en la segunda entrega de la posta corta Sherone Simpson y Kerron Stewart no acertaron a pasarse el testigo.
Todos ellos, absolutamente todos, accedieron al podio olímpico con un juego limpio, pues sobre ninguno pesa ninguna sospecha de haber consumido sustancias prohibidas para alcanzar la gloria.
Nunca antes los rostros de las autoridades del atletismo en Estados Unidos habían mostrado tanta contrariedad, y desesperación, durante una competencia de alto relieve.
Como es habitual, subvaloraron el empuje de los más fervientes rivales de sus velocistas, porque en el estadio japonés Nagai, sede del pasado campeonato mundial, los contrincantes miraron la espalda de Tyson Gay (100-200), Allyson Felix (200). También fueron superados por los miembros de las estafetas de 4x100 masculina-37.78 y femenina-41.98 segundos.
Dragada una base
Sin dudas, los velocistas jamaicanos socavaron fuertemente las bases del atletismo estadounidense. Desde 1896 hasta el 2004 los norteños habían ejercido un severo dominio en los 100 metros con 17 títulos, 14 vice campeonatos y 5 medallas de bronce. Las postas de EUA acumulaban 15 lauros cada una.
Mientras Jamaica no alcanzaba ningún pergamino en la prueba reina y conseguía las segundas posiciones en 1952-Herb Mckenley-10,80; 1968-Lennox Millar-10,04; 1976-Donald Quarrie-10,07 segundos, así como la medalla de bronce en 1972 con Lennox Millar-1033.
En el doble de la distancia, los caribeños tampoco poseían relevancia. En 1976 Quarrie triunfó con 20,22 y fue tercero en 1980 con 20,29 segundos.
Un equipo de 4x100 llegó segundo en 1984 con 38,26 segundos.
Las muchachas
Así como mandaron los varones de Estados Unidos en las distancias más rápidas del atletismo, sucedió con las mujeres desde su debut en 1928. En el dossier figuran 10 cetros, y 5 segundos lugares. En 200 metros la historia es distinta. El predominio es europeo. Solo poseen a seis atletas entre las quince más encumbradas.
Por lograr el mejor palmarés en nueve ocasiones, encabezan la lista en el relevo 4x100 metros.
La actuación de las caribeñas en 100 metros era discreta. Juliet Cuthbert (1992-10,83), Marlene Cuthbert (1996-10,94) pasaron segundas; Ottey (1984-11,16), Tanya Lawrence (2000-11,18) y Verónica Campbell (2000-10,97) pasaron en tercer puesto la línea de sentencia.
En el doble hectómetro solo brillaban Cuthbert, Ottey, y por acceder al podio en segundo o tercer lugar en distintas ediciones de los Juegos Estivales.
Nuestras vecinas dieron a conocer mejor su potencia en 4x100 en la cita de 1996 (3ro-42,24) y en la del 2000 (2do-42,13).
Al igual que les sucedió a varios campeones olímpicos en Atenas 2004, el combinado de Estados Unidos regresa a casa sin confirmar preponderancia en la lides de mayor espectacularidad de la disciplina. Jamaica es el nuevo reino de la velocidad. Sobre la pista de la instalación asiática los muchachos y muchachas de esa nación enseñaron las mismas habilidades que también poseen para bailar reggae, calipso u otro ritmo propio del Caribe. ¿Cederán su linaje los jamaicanos? Es casi inevitable la pregunta en el deporte rey.

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