domingo, 15 de junio de 2008

Sufrió Italia






Abelardo Oviedo
Foto Eddy Martin


Las definiciones clásicas a veces no suelen tener espacio cuando resulta muy disputado un encuentro deportivo. Y ello puede aplicarse a la subserie entre los equipos de Cuba e Italia en la apertura de la XIX Liga Mundial de Voleibol (LMV).

De tú a tú con los azurri es la definición adecuada, correcta, acerca de la paridad surgida en el marcador luego del ajetreo sobre el terreno de la Ciudad Deportiva capitalina.


Con ese rendimiento, los cubanos despertaron nuevas especulaciones sobre su quehacer, esta semana, durante la visita de Rusia, porque ante los multicampeones del certamen y subcampeones olímpicos evidenciaron potencialidades para ser un equipo con una personalidad en el concierto de la disciplina.

La pizarra pudo favorecer a la alineación titular integrada por Robertlandi Simón, Joandry Leal, Oriol Camejo, Rolando Junquín, Odelvis Dominico y Yadier Sánchez.

Tanto en el primer como en el segundo choque ellos, y sus sustitutos, ejecutaron un ritmo de juego bastante asentado, adecuada disposición para la defensa sobre la net y algún acierto para molestar al rival mediante el saque. Perdieron opciones para el repunte por causa de las flaquezas en el apoyo al bloqueo, la calidad del recibo en momentos importantes de los parciales y la escasa réplica ante los remates cruzados dirigidos hacia la zona uno del terreno.

Antillanos y europeos se midieron por primera vez en el debut del clásico instaurado en 1990. La señal dejada satisfizo a los aficionados reunidos en el recinto ubicado en la intersección de las avenidas Rancho Boyeros y Vía Blanca. Los europeos, líderes del preolímpico mundial celebrado en Japón hace unos días, transitaron por momentos amargos, sufrieron, pues encontraron a un adversario que les remontó un ostensible marcador (9-3) en un quinto set… y los venció.

Además, en ninguna de las dos fechas los estrategas italianos pudieron posponer de su formación abridora a jugadores con amplio dossier competitivo, como Luigi Mastrangelo, Valerio Vemiglio, Alberto Cisolla y Alessandro Fei. Solo los retiraron de la escena cuando su accionar resultó frenado por el bloqueo, o mostraban cierto agotamiento.

Tampoco descartaron el habitual sendero de las escuadras azurra cuando tienen delante a un jugador desconocido. Así, una y otra vez dirigieron el saque, y otros tipos de ofensivas, hacia los segmentos que debían cubrir el joven Joandry Leal y el líbero Kleiber Gutiérrez. Buscaron por esa vía una brecha para el éxito y la derivación, sospecho, fue inferior a la esperada.

“Esperábamos tropezar con una oposición de esta naturaleza, porque los vimos jugar en el preolímpico mundial celebrado en Alemania. Cuba tiene un equipo interesante. Podrá alcanzar muchos lugares en los eventos que se avecinan. Es el mejor elenco de este país que he visto desde 1999. Leal tiene la edad de mi hijo y es casi un jugador de primera clase mundial,” confesó el director técnico Andrea Anastasi, en el intercambio con la prensa, a punto de despedirse de la mayor isla de las Antillas.

Su colega Orlando Samuells declinó formular declaraciones acerca de la clasificación para la ronda final.

Sin embargo, existen vaticinios. Uno de ellos es considerado como una convocatoria a lo imposible, porque asevera que el acceso a último tamo de la justa, luego de dos años de ausencia, será viable después de batir tres veces a Rusia; doblegar en cuatro ocasiones a Sudcorea; y negociar una igualada con Italia en su cancha.

Ese criterio es optimista. No es producto de alucinaciones. Sencillamente estima que durante la venideras jornadas nuestros voleibolistas serán más hacendosos en el saque y manifestarán solidez para mantener las distancias que alcancen en el marcador, porque es factible erradicar los deslices en cualesquiera de las esferas de la vida.

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