domingo, 6 de abril de 2008

Diálogo suave con Gesler Viera


Abelardo Oviedo

Quizás estaba muy entretenido y por eso no me percaté cuándo tuve frente a mí la figura del taewondoca Gesler Viera. Sí escuché claramente la pausada voz del jovencito a modo de recordatorio: “Oiga periodista yo le prometí que sería campeón mundial y ya los soy”.

Él abrió el diálogo de manera suave, pero severa. Y entonces le respondí: “Felicidades reiteradas, pero entonces aseguraste que serías campeón olímpico y está próxima la cita de Beijing”.

Gesler es un genuino campeón, pues en su división siempre compiten muchos deportistas y, casi todos, de mucha clase.

“Considero que he conformado una buena temporada y espero no lamentarme al final. Gané el torneo abierto de Costa Rica donde asistieron colegas con experiencia y tácticas exquisitas. No competí bien en un clásico similar en Alemania. Allí se puso en práctica el nuevo peto. Ese equipamiento es electrónico y los sensores que posee dicen la potencia del golpe y de ello depende la efectividad.

“Ese sistema regirá a partir del campeonato mundial del 2009; y eliminará un poco la intervención de los jueces, pues solo se pronunciarán cuando el impacto sea en la cara. Además, impedirá la manipulación que a veces se aprecia en los eventos.
“En esta temporada lideré otra vez el campeonato nacional. Debí esforzarme ante el juvenil Ángel Modesto, porque esperaba menos oposición”.

Gesler, fracasastes en los Juegos Deportivos Panamericanos de Río de Janeiro, Brasil. ¿Te acompaña alguna nueva filosofía?

“Es cierto que perdí la medalla de oro en Brasil, pero no bajé la cabeza ni me sentí abrumado. Perfeccioné algunas técnicas en los entrenamientos y logré la clasificación para el campeonato mundial; y me batí con rivales de clase. Quedé en segundo lugar porque ataque demasiado al sudcoreano y ellos son buenos en responder”.

El podio de Beijing es el último sueño de todos los deportistas del mundo. ¿Estas ya preparado para asaltarlo o te falta alguna preparación?

“Debutaré en esa gran competencia. En esa ciudad gané el campeonato del mundo. Tal vez sea mi despedida del deporte activo, depende de las lesiones. El sudcoreano será el rival más difícil en ese encuentro. Mi entrenador y yo estudiamos cómo derribarlo”.

El titular de la Olimpiada Nacional del Deporte Cubano me habló en aquella conversación sobre la boda.

“Me casaré después de los Juegos Olímpicos y si los amigos me piden que baile en la fiesta lo haré. Eso será para mí un acontecimiento tan natural, como ver a mi papá en las gradas en todas las competencias del país”.

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