Todos los años cuando el invierno cubano aparece y desaparece a su antojo en la mayor isla de las Antillas, los pentatletas son examinados por los directivos de la disciplina mediante la Copa Cerro Pelado.
La cita, además, marcará el final de la primera etapa de preparación de los muchachos y muchachas que deben saber montar, y dominar, la bestia; correr, hacer esgrima (espada); nadar e intentar colocar las balas en el centro de la diana.
Ese fin de semana es la fecha escogida para medir a los mejores exponentes de este deporte en la nación. El clásico tendrá alguna variante en el sector femenino, pues ellas solo competirán en tiro, natación y carrera. Los varones sí continuarán bajo el mismo rasero y mostrarán sus capacidades en todas las pruebas establecidas.
Los competidores a derrotar son Yanier Velásquez y Katia Fernández, por causa de ser los titulares de la pasada versión, así como los de mayor prominencia en los certámenes internacionales de este cuatrienio.
No solo constituirán sus rivales los integrantes de la preselecciones nacionales de mayores y juveniles, sino también los competidores procedentes de la capital, Cienfuegos, Holguín, Ciego de Ávila, Villa Clara y Pinar del Río.
El evento anual es el prólogo de la temporada en la Isla. Los estrategas saben que los rendimientos no serán ahora tan elevados, pero ellos les proporcionarán la medida exacta de su trabajo con vistas a la Olimpiada Nacional del Deporte Cubano y la segunda fase de la Cerro Pelado, lides señaladas —por el orden— para los meses de abril y mayo.
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