domingo, 20 de enero de 2008

Cayó al vacío un desvelo

En la década de los años setenta, el baloncesto cubano figuró en el primer nivel mundial. Entonces, todos los representativos de la nación eran capaces de realizar soberbios marcajes y mantener preocupados a sus adversarios.

Luego, esa caracterización fue diminuyendo paulatinamente hasta aproximarse a un valor de cero; y ello tuvo como consecuencia que desapareciera de la elite. Afortunadamente, se ha retomado ese camino y se aprecia otro matiz en las últimas versiones de la Liga Superior de Baloncesto (LSB). Ahora se escuchan indicaciones como ¡PRESIÓN TODO EL TERENO!... ¡DOBLE!... ¡ZONA DE PRESIÓN! —y otras— que denominan sistemas defensivos viables para detener el empuje de los adversarios.

Como el quehacer defensivo de los primeros en la clasificación general aventaja por muy poco al de los otros competidores, la duda merodea al clásico en cuanto a mencionar a los cuatro seleccionados que pasarán a la postemporada.

Luego de algunas campañas el elenco de Guantánamo disfruta de la primera posición de la LSB. Algunos adjudican esa preponderancia solamente a su potencial ofensivo. El análisis sería más abarcador si tuvieran en cuenta que, además del mencionado factor, los orientales exhiben mayor entrega para salvaguardar su cesta.

Capitalinos estuvo ausente dos temporadas de la ronda conclusiva del certamen. En esta ocasión muestran una identificación similar a aquella que le proporcionó conquistar cinco cetros en forma consecutiva.

La afición avileña estuvo inconforme con las demostraciones de su representativo en las primeras subseries del clásico. A mi modo de ver, el punto flaco de los campeones defensores en esa parte de la cita fue la falta de calidad en sus métodos de protección.

El joven equipo de Camagüey no solo impresiona por su postura para abreviar la experiencia competitiva que los separa de sus contrincantes, sino porque sus hombres de mayor talla son muy constantes para impedir el enceste.

Los baloncestistas del Matanzas también despiertan más pasión en sus seguidores por su marcaje. En raras oportunidades se les observa desprovistos de argumentos para replicar ante una acometida.

Aunque Metropolitanos, Villa Clara y Santiago de Cuba están en los últimos puestos del certamen, son notables sus formulaciones para preservar ventajas, o acortar distancias. Las derrotas sufridas por esos combinados se deben —entre otras razones— a la carencia de un defensa organizador experimentado; falta de perspicacia para seleccionar el espacio adecuado para ejecutar el ataque; y escasa celeridad para conseguir un buen balance defensivo.

Hace quince años la federación cubana de baloncesto instauró la LSB y ya tiene en sus manos una valorada respuesta, pues ha crecido la capacidad defensiva de los jugadores pertenecientes al primer nivel. Cayó al vacío un desvelo y ahora puede encaminarse por una senda válida para retornar a los peldaños sobresalientes del deporte creado en el siglo XIX.

No hay comentarios: