Qunceañera pero curtida

Abelardo Oviedo
Foto Cortesía de la FIVB

Mientras las autoridades de otros deportes con pelota siguen haciendo cábalas para instaurar un clásico de larga duración, las de baloncesto aumentan la distancia.

Desde el próximo lunes ratificarán que trabajan para ser el segundo espectáculo deportivo de casa más cautivante, porque la decimoquinta versión de la Liga Superior de Baloncesto (LSB) constará con ocho seleccionados y los tres dos nuevos competidores endurecerán el camino hacia la cima de los tradicionales elencos clasificados para el último segmento de la temporada nacional.

Luego de concluir la etapa regular del torneo Nacional de Ascenso (TNA) Capitalinos, Matanzas, Ciego de Ávila, Camaguey, Santiago de Cuba y Guantánamo lograron el pase directo, Villa Clara y Holguín obtuvieron la entrada al coche de lujo, tras una justa triangular que enfrentó a los tres mejores terceros lugares (súmese a Metropolitanos) de cada división en la sala santaclareña Amistad.

La novedad de la nueva edición de la LSB no es solamente el aumento cuantitativo sino cualitativo. Y ello convoca a los observadores a ser mesurados, pues tres de los debutantes: Camagüey, Villa Clara y Holguín conocen la deuda que tienen con sus seguidores y están dispuestos a conquistar al temor en los momentos delicados de los cotejos.

Los agramontinos tienen el espíritu de los conquistadores. Han logrado su espacio porque, como todo buen competidor, miran siempre hacia adelante en los choques y esa conducta sitúa a cualquier rival en un suelo resbaladizo. Además, fundan buenas relaciones con los aficionados que asisten a las polideportivas que visitan. Si discuten el máximo galardón avivarán fuertes comentarios en la nación. Esa plantilla es el resultado de un buen trabajo desde la categoría juvenil.

El Villa Clara de Leonardo Pérez quiere tutearse con los mejores, como hizo el representativo de esa provincia en las primeras campañas del evento. A mi modo de ver, esa es la única manera para conseguir que sus seguidores le renueven el mote de Lobos.

Los jovencitos del Metropolitanos declinaron un tanto su accionar en las postrimerías del Torneo Nacional de Ascenso (TNA). Recobraron el sendero y ahora le corresponde quitarse otra vez el calificativo de señuelo.

Por supuesto, el tricampeón Ciego de Ávila, anfitrión de la ceremonia de inauguración este lunes, es favorito para refrendar el cetro. Si lo alcanza quedará a un peldaño de Capitalinos, el único conjunto que ha triunfado en cinco versiones consecutivas.

Los giraldillos miraron por última vez desde lo alto de la colina a sus adversarios en la versión de 1998. Dejaron de controvertir por el máximo pergamino en el 2000 y 2001. Regresaron a ese tramo en la pasada versión. Entonces fueron batidos por los avileños. Una vez resulta insuficiente para recuperar toda la credibilidad de los aficionados.

La afición matancera estuvo un poco desanimada al principio de la campaña, pues su representativo acusaba cierta inestabilidad competitiva. En la clausura de la pasada LSB los integrantes de esa plantilla juraron convertirse en uno de los dos máximos animadores del certamen. El tiempo corroborará esa decisión.

Ninguno de los dos conjuntos orientales— Santiago de Cuba y Guantánamo— ha estado de cara al mayor pergamino en las últimas dos cruzadas. Los técnicos de esas agrupaciones tienen como objetivo abandonar el calificativo de rezagados y, así, confirmar que en aquella parte de la Isla también se juega buen baloncesto.

Tal vez el calificativo glamour para nominar a la presente LSB sea exagerado para algunos analistas. Sin embargo, todos aceptan —sin resquicios— cuando se le atribuye al foro inusuales características de rigurosidad porque —además— las polideportivas estarán equipadas con los requerimientos técnicos necesarios para el buen quehacer.

Mientras los directivos de otros deportes con pelota siguen haciendo cábalas para instaurar un clásico de larga duración, los de baloncesto aumentan la distancia…Se escapan del pelotón