viernes, 5 de octubre de 2007

Desenmascarada la reina


La estadounidense Marion Jones confirmó su retiro del atletismo, luego de confesar ante un jurado haber consumido sustancias dopantes y ofrecer falso testimonio, por lo cual podría ir a prisión.

El expediente abierto en 2004 por el COI a la atleta estadounidense Marion Jones por supuestas prácticas de dopaje experimentará un gran impulso, según este organismo, con las manifestaciones de la velocista.

El COI ha difundido un comunicado al conocer la información del diario Washington Post según la cual Marion Jones habría confesado en una carta a sus familiares y amigos que se había dopado antes de Sydney, donde logró tres medallas de oro y dos de bronce.

"El COI ha tenido conocimiento de la intención de Marion Jones de confesarse culpable de haber mentido a los agentes federales en relación con el uso que hizo durante su carrera de sustancias que mejoran el rendimiento", indica la nota.

"Desde 2004, el COI tiene abierta una investigación sobre el caso BALCO que hasta ahora ha ido muy lenta debido a las dificultades para llevar a cabo las pesquisas. La información que Marion Jones podría ofrecer el viernes puede resultar decisiva para impulsar la investigación sobre el caso", añade el COI.

La Federación Internacional de Atletismo (IAAF) esperará a tener el informe oficial de la Agencia Estadounidense Antidopaje (USADA) antes de anular los resultados de Marion Jones.
"Tenemos que esperar el informe de la USADA porque todavía no tenemos nada oficial, sólo la noticia del periódico. Cuando lo tengamos, si hay un caso de dopaje la sancionaremos anulando sus resultados, como está previsto en el reglamento", declaró el portavoz de la IAAF, Nick Davies.

El presidente del Comité Olímpico Australiano, John Coates, confía en que el COI reabra la investigación sobre Marion Jones y le retire las medallas.
"El COI debe reabrir el expediente y espero que sea desposeída de sus medallas. El nuevo código antidopaje autoriza a castigar con carácter retroactivo hasta ocho años. Es algo muy frustrante para las atletas que compitieron con ella en Sydney porque aquella injusticia no podrá ser compensada", dijo.

Jones, que en Sydney ganó medallas de oro en 100, 200 y 4x400 metros y de bronce en longitud y 4x100, asegura en la carta que utilizó el llamado esteroide sintético "the clear" (producido en los laboratorios BALCO) antes de la cita australiana, suministrado por su entrenador, Trevor Graham.

Nadie podría imaginar que después de algo más de cinco años, la que fuese "reina" de los Juegos Olímpicos de Sydney 2000, Jones, con lágrimas en su rostro anunciase a la salida de un tribunal de Nueva York su retirada de la competición.

Antes de decir el adiós definitivo a su carrera profesional, Jones también había declarado ante el juez de distrito Kenneth Karas, en White Plains, al norte de la ciudad de Nueva York, que había mentido sobre su negativa a consumir substancias prohibidas y estar involucrada en un fraude de cheques.

"Debido a mis acciones me estoy retirando del atletismo, un deporte que amo profundamente", declaró Jones, de 31 años, en las afueras del tribunal mientras lloraba. La mujer que lo consiguió todo como atleta, que tuvo al mundo a sus pies y cobraba entre 60.000 y 80.000 dólares por correr y ganaba hasta un millón de dólares más en promociones comerciales, también admitía que estaba en la ruina económica.

Jones a los 22 años era una campeona del mundo y amasó una fortuna importante, pero al igual que todo su potencial deportivo, la dilapidó para reconocer con tristeza el pasado mes de junio, también ante un tribunal, que sólo le quedaban 2.000 dólares en su cuenta bancaria.

Tras años de negar el uso de substancias que mejoraban su rendimiento, ahora Jones se convierte en la primera atleta sentenciada en la investigación sobre el famoso escándalo de los laboratorios BALCO, que tenían su sede en las afueras de San Francisco.

Ahora se sabe que con la ayuda de las substancias prohibidas, Jones también logró ser la primera mujer ganadora de cinco medallas de atletismo en unos Juegos Olímpicos, cuando en Sydney conquistó el oro en los 100 y 200 metros planos, los relevos de 400 metros, y el bronce en salto de longitud y relevos de 100 metros.

Jones, una niña que creció sin padre, tampoco tuvo fortuna cuando de mayor y siendo ya una atleta se relacionó con los profesionales que de una u otra manera estaban vinculados a los escándalos por sospechas de dopaje. Sólo con mencionar los nombres de C.J. Hunter, su ex marido; Tim Montgomery, el padre de su hijo, Monty; su ex entrenador Trevor Graham y Charlie Francis, se puede explicar que las amistades de Jones no fueron las mejores y de ahí que siempre estuvieran las sospecha de que también se dopaba.

Hunter, salió del mundo del atletismo tras dar cuatro veces positivo por anabolizantes en el 2000, un año después de acaparar portadas junto a su mujer en los Mundiales de Sevilla. Montgomery, ex récord del mundo de 100 metros, fue condenado por dopaje y acusado de un fraude económico millonario relacionado con el blanqueo de dinero para eludir impuestos.

Graham y Francis, ambos son entrenadores conocidos por su vinculación directa con el dopaje entre los atletas que han tenido bajo su dirección, incluido el canadiense Ben Johnson, que dio positivo a esteroides en los Juegos Olímpicos de Seúl 1988.

Pero fueron las declaraciones del fundador de los laboratorios BALCO, Víctor Conte, las que más daño le hicieron a Jones cuando aseguró que la ex campeona olímpica había consumido el esteroide que se conoce con el nombre científico de tetrahidrogestrinona (THG). Jones, intentó por todos los medios en el 2005 desacreditar y negar las acusaciones de Conte, pero al final su cada vez más pobre rendimiento en las pistas y el descubrimiento de nuevas evidencias en el caso del escándalo BALCO, hicieron que el desenlace de su confesión final estuviese cerca.

Sus actuaciones, muy pobres, y otra prueba positiva al consumo de EPO, que luego en el contra análisis dio negativo, fue todo lo que consiguió en el 2006, acentuando cada vez más su aislamiento de la elite mundial.

Pero "Little Marion", como se le conocía a Jones cuando todo eran triunfos, que le permitían estar rodeada de fama y dinero, intentó de nuevo tratar de ocultar la verdad. Sin embargo, esta vez el problema grave que arrastraba no era que hubiese engañado en una pista de atletismo sino que había mentido ante la justicia y ahí fue donde Jones, la "reina" de la velocidad, perdió la última carrera que quiso ganar de forma ilegal.

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