sábado, 15 de septiembre de 2007

Siguen en el camino


Abelardo Oviedo
Foto: Angel Yu

Parecía que luego de los XV Juegos Deportivos Panamericanos, el balonmano cubano volvería a enclaustrarse en su cuartel general y regresaría a mostraría d nuevo sus progresos en abril del 2008 durante la III Olimpiada del Deporte Cubano.

Pero no es así, las muchachas, sublíderes del clásico celebrado en Río de Janeiro Brasil, asistirán al torneo preolímpico que concede visas para los Juegos Olímpicos de Beijing en el 2008.

Lamentablemente los varones quedaron en el tercer escaño e la fiesta deportiva continental y perdieron el derecho de transitar por el mismo camino. Pero también seguirán en el curso de la disciplina, pues en noviembre nuestro país acogerá el torneo panamericano, lid que les propiciará optar por otras convocatorias de la disciplina en el próximo cuatrienio deportivo.

Las citas mencionados serán muy beneficiosas para los balonmanistas cubanos. Las muchachas conocerán cuánto les falta para acercarse a la elite; y los muchachos tendrán mayores opciones para crecer en las competencias de la región, porque ya no estarán obligados a luchar por escaños de privilegio en las competencias al tiempo que debutan ante el quehacer de sus adversarios.

Una urgencia del llamado en sus inicios deporte de porterías en la Isla está en la requerida sala de cuidados intensivos. Las autoridades de la disciplina deben proponerse alcanzar otros puntos, como sostener regularmente topes bilaterales con elencos de Brasil, Argentina y Uruguay, por citar solo dos ejemplos.

Es cierto, los principales exponentes de esos países solamente juegan en los certámenes internacionales por causa de tener contratos con clubes de otras naciones, Pero enfrentar a los prominentes clubes caricas, paulistas, albicelestes y celestes contribuirá a desarrollar en nuestros deportistas un pensamiento táctico superior porque, aunque los estrategas diseñen un modelo de entrenamiento muy parecido al juego, ello siempre le aportará menos a su alumnos que intervenir en un mano a mano.

Los balonmanistas dejaron una clara huella en la duela de los pasados juegos continentales. Los observadores emitieron criterios muy favorables mientras ellos intervenían en las rondas preliminares, así como en los cotejos decisivos.



La única censura señaló: “Juegan muy duro”. Quizás tuvieron razón, pues cuando un jugador carece de una formación competitiva sólida su comportamiento es algo brusco para resolver situaciones delicadas.
Pero ninguno de los analistas anunció que presenciaron la conducta de equipos privados de cualidades físicas y concepto para imponer sus estrategias.


Y esa aseveración es muy válida para los colectivos técnicos y sus discípulos. Así, los primeros revisarán sus diseños de adiestramiento, con vistas a que sus atletas logren aproximarse más al mejor hacer. Y los balonmanistas elevarán la disposición para debatir cara a cara con rivales que, mientras ellos estuvieron ausentes del escenario internacional, mantuvieron el ritmo competitivo necesario para ascender.

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