miércoles, 12 de septiembre de 2007

Apretada querella


Abelardo Oviedo
Foto: Daniel Anaya

Dentro de unos días la localidad chilena de Valdivia estará más animada que de costumbre, porque tanto sus pobladores como los visitantes disfrutarán de las intensas batallas que acontecerán durante el preolímpico de baloncesto Copa de las Américas, clasificación femenina, porque el clásico solamente ofrecerá una plaza para los Juegos Olímpicos de Beijing, China.

Cuatro temporadas atrás, la selección cubana obtuvo los objetivos que se propuso para la cita de idéntico nombre —pero con carácter de premundial— efectuada en Hato Mayor, República Dominicana. Allí se adjudicó uno de los tres visados para el cetamen del orbe celebrado en Brasil; le devolvió el revés a Argentina, elenco que lo había superado en un torneo brasileño; y truncó la cadena de derrotas ante las auriverdes.

El éxito frente a las sudamericanas tuvo —además— otro alcance. Desde 1989 ningún conjunto del país lideraba el clásico, ni la derrotaba a las brasileñas en la Copa de las Américas.
Las cubanas asisten a este nuevo debate en calidad de campeonas defensoras y, como toda formación de lujo, espera revalidar el cetro en el Coliseo Antonio Azurmendi. Empero, para continuar en tan cotizada cima el seleccionado debe cumplir rigurosamente con las nuevas y altas exigencias que requerirá el certamen.

Esta vez, las jugadoras claves a la ofensiva: Yaima Boulet, Suchitel Ávila y Yamara Amargo deben ejecutar sostenidamente su rol. La primera, una sostenida ofensiva cercana a la cesta y constancia para adueñarse de los rebotes defensivos. Ávila, demostrar mayor eficacia en los lances desde la larga distancia y cooperar con Boulet en la porfía por los rechaces. Amargo, debe ser otra vez letal en los encestes desde la línea de 6,25 metros y durante la definición de los contraataques.

Las otras baloncestistas importantes del cuadro abridor son Yaquelín Plutín y Oyanaisis Gelis. La delantera acusa notable consistencia ofensiva en el escenario internacional. Gelis, defensa organizadora, está más obligada a seleccionar mejor el desempeño del conjunto frente al adversario de turno y en un determinado momento del cotejo.

La plantilla al evento cuatrienal diferirá de la que compitió en los XV Juegos Deportivos Panamericanos de Río de Janeiro, Brasil. Ahora se incorporan Isneidis Casanova, una jovencita que sustituirá a Taimara Suero, así como Taimí Fernández y Yulianne Rodríguez. Estas últimas ocuparán —por el orden— los puestos de Leidis Oquendo y Cariola Echevarría.

La actuación de Rodríguez incidirá mucho en el rendimiento del combinado. Es la jugadora apropiada para un torneo de esta naturaleza, porque sabe desempañarse como alero, centro y, si es necesario, como escolta.

El estratega Alberto Zabala debutó al frente de la selección del país, en la fiesta deportiva hemisférica celebrada en Río de Janeiro, Brasil. Ahora lo hace en un torneo preolímpico. Este certamen es más comprometedor. Por lo tanto, no debe meditar mucho para sustituir inmediatamente a una jugadora cuando su quehacer diste del requerido para la altura del partido.

Y considero que no correrá alto riesgo, porque en la banca tendrá a Yamilé Mártínez, Yulitseni Soria, Klenia Noblet y Arlenys Romero. Todas esas muchachas poseen el oficio necesario para proteger situaciones favorables y voltear marcadores.

Quizás asuste a algunos aficionados que el debut del combinado nacional sea frente a Estados Unidos. A mi modo de ver nos favorece. Es preferible medirse con el gran rival en la primera comparecencia.

Las autoridades de Canadá tienen una proyección de trabajo mejor en este cuatrienio. Como buscan foguear a las baloncestistas, han diseñado una amplia participación internacional para este periodo temporada. Las canadienses comparecieron a un evento convocado por la federación china de la disciplina.

Jamaica —a mi modo de ver— será el adversario más preocupante. Ese puente es más resbaladizo que los anteriores, porque nuestras jugadoras carecen de una idea exacta del comportamiento de sus vecinas. Y ello es peligroso, especialmente para enfrentarlas en los finales de partidos cerrados.

La segunda etapa de la competencia también constituirá una dura prueba para las antillanas. El primer contrincante podría ser Brasil o Argentina, combinados con la suficiente capacidad como para estropearle el sueño a un director técnico.

Brasil no posee la profundidad de aquella formación que asistió a los Juegos Deportivos de La Habana, en 1991, pero mantienen la filosofía para trabajar a la defensa; y su ofensiva es suficiente para desgastar a un rival. Argentina tiene otra caracterización desde el pasado cuatrienio deportivo, pues sus jugadoras altas están más capacidades para luchar por los rebotes. Las albicelestes son mortíferas en el juego táctico, porque su disciplina les permite llevar muy bien a la práctica las estrategias.

Si Cuba logra victorias convincentes en ese pedazo de la justa, y llega a la definición total frente a Estados Unidos, tal vez se repita una definición parecida a la acontecida en la fiesta deportiva continental celebrada en la capital cubana. O para decirlo de otra manera, una pugna de tú a tú hasta los segundos finales del cotejo.

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