miércoles, 1 de agosto de 2007

Se aproxima un increíble


Abelardo Oviedo
Foto José Luis Anaya
Ninguna señal de sorpresa apareció en el rostro de Gesler Viera ante la primera interrogante. El taekwondoca de la división de los 67 kilogramos la respondió con serenidad: “Soy un hombre sencillo. No dudo en demostrar mi sinceridad. Nunca abandono a un amigo, ni en las buenas ni en las malas. Ratifico, sin timidez, mi condición de revolucionario. Soy uno de los vecinos de la cuadra con quien siempre se puede contar, no obstante las duras jornadas de entrenamiento. Me considero uno de los integrantes del equipo nacional, porque también tengo claro los compromisos de mi deporte y del Movimiento Deportivo Cubano”.
Tampoco su guardia estaba baja cuando le pedí hacer una asociación entre su primer combate oficial y la movida para enamorar a su primera novia: “En las dos ocasiones estuve muy nervioso: La primera vez que subí a combatir en un torneo fue en 1991. Tenía seis años. Fue en el mes de febrero aquella lid provincial de Ciudad de La Habana. Empecé en ese deporte en octubre. Gané por el nivel técnico desarrollado. Desde entonces nunca descuido de esa parte de la preparación.
“Yensy (Nistal) me gustaba y pude conquistarla. La primera vez que salimos yo estaba, como se dice, bastante cortado, porque solamente tenía quince años. Hace seis años que mantenemos relaciones. Las razones de esa unidad son sencillas: tiene buenos sentimientos; comprende las exigencias del deporte para un atleta de alto rendimiento; y entiende mi manera de ser ante la vida. Es un poquito celosa. Nos casaremos después de los Juegos Olímpicos del 2008.”
Desde la temporada del 2003 Gesler asiste a fuertes debuts en la arena internacional: “Perdí la primera pelea en los Juegos Panamericanos de República Dominicana del 2003. Ganaba por 3-1 puntos en el último asalto contra el mexicano Oscar Salazar, pero el subcampeón olímpico me marcó un punto y perdí la concentración.
“En el Campeonato Mundial de España, discutí el pase para combatir por la medalla de bronce con el sudcoreano que fue tercer lugar olímpico y del anterior campeonato mundial. Me desesperé porque empecé debajo en la pizarra y, en lugar de contraatacar para mejorar la situación, hice lo contrario. Perdí 9-11 puntos.
“Encontré pronto a rivales de la elite en los XX Juegos Centroamericanos y del Caribe, pues todos caímos en el mismo grupo eliminatorio. Como realicé una adecuada preparación, estaba seguro de que salvaría todos los escollos. El combate más difícil fue ante el venezolano Dani Miranda. Hasta el tercer asalto la ventaja era de 3-2. Después él se equivocó y pude conseguir el triunfo fácil.”
El tono de la voz de Gesler se mantuvo igual para divulgar para cuando tiene pensado convertirse en campeón mundial y olímpico: “Me preparo para ganar el título en Campeonato Mundial de China y luego en los Juegos Panamericanos de Río de Janeiro. Así estaré en condiciones de dominar en los Juegos Estivales de Beijing. La propuesta es fuerte, pero no es un sueño. Veremos si no logro ese objetivo”.
Solamente un taekwondoca cubano ha logrado el cetro en la máxima fiesta deportiva estival. Se nombra Ángel Valodia Matos. Fue en la cita de Sydney, en el año 2000. Desde entonces lo apodan la pesadilla.
Si Gesler logra ese pergamino, será el segundo con ese honorable e imperecedero lauro. Además, uno de los pocos taekwondocas del mundo que alcanza todos los cetros importantes en pocas temporadas. El capitalino de 21 años de edad, 1,70 metros de talla —que jugó pelota antes de golpear con sus piernas— pondrá el listón muy alto. Y entonces en el mundo de su especialidad seguro lo identificarán como “El Increíble”.

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