miércoles, 1 de agosto de 2007

Katia Ama y espera triunfar


Abelardo Oviedo
Foto Ángel Yu

Katia Rodríguez defirió contestar la primera pregunta formulada. La pentatleta decidió confiarme el proceder que define su actitud ante la vida: “Desde niña practiqué natación. Tenía resultados pero nunca amé a ese deporte como mi mamá. Ella, Caridad Ortiz, fue recordista en 50 y 100 metros libres, estilo libre, por los años 80 y lo considera como un inseparable en un existencia.
“Esta definitiva pasión que se llama pentatlón me cautiva, porque es una actividad muy variada. En un momento estas en un campo de tiro; en otro, en una sala de esgrima; más tarde, sobre un caballo y, al final, cuando las fuerzas casi se te agotan, debes correr 3 mil metros por un incómodo relieve para cualquier competidor. Permite levantarte durante la competencia. Por ejemplo, si fallas en una especialidad puedes compensar en la siguiente.”
“Pienso que un atleta de pentatlón —aseveró— puede también ser como el vino pues, mientras más años de ejercicio, funciona mejor en las lides. La norteamericana Sheilla Taormi fue medallista en natación en los Juegos Olímpicos de Sydney, después como triatleta en Atenas y ahora se prepara para asistir en nuestro deporte a Beijing. No obstante sus 37 años, ya logró el tercer lugar en la Copa del Mundo de México y en el Campeonato Panamericano de Argentina”.
“La húngara Zsuzsanna Voros tiene 30 años. Es la primera del ranking mundial. Ha sido campeona olímpica y mundial en cuatro ocasiones. En Atenas logró 5 mil 448 puntos. Es favorita para dominar en la capital de China,” precisó la morenita que gusta de la cultura del vestir.
Después de entregar los pareceres que deseaba, Katia contestó la pregunta: “Mi actuación en la primera competencia nacional fue desastrosa. Solo tuve resultados aceptables en natación y carrera”.
Acerca de las competencias internacionales más recordadas evocó la palabra odisea. Y explicó el por qué de ese calificativo: “Durante las primeras pruebas en los Juegos Panamericanos del 2003, figuraba como la primera en la clasificación general; pero el rendimiento en la carrera me devaluó. Quedé en el cuarto escaño.
“En el Campeonato Panamericano de ese año celebrado en México, el caballo no pasó ningún obstáculo. En la carrera tuve un desempeño regular.”
Por supuesto, Katia puede empezar a escribir una novela sobre su andar en la agotadora disciplina: “Este año fuimos a una competencia en México y como se partió un estribo de la montura del caballo caí al suelo. Durante la carrera era solo una cojita en busca de la meta”.
La justa de los XX Juegos Centroamericanos y del Caribe se celebró en el mismo circuito de los Juegos Panamericanos del 2003. En el veinte cumpleaños de la cita regional más antigua no siempre donde puso el ojo se ubicó la bala en la diana: “Obtuvo una baja puntuación de 820 puntos en el tiro para ubicarse octava”. Sobre el corcel pasó con justeza y elegancia los obstáculos: “En la equitación me fue muy bien”. En la alberca sus brazadas la convirtieron en la mejor. Los jueces anotaron en sus libretas 1188 unidades: “Igualé mi mejor marca personal (2:24.49)”.
Espada en mano, pese a su escasa estatura, evadió las estocadas de las rivales para adjudicarse 936 unidades. En las cuatro vueltas de 750 metros a la pista ubicada en el Centro Olímpico Juan Pablo Duarte alcanzó su segundo mejor tiempo en la carrera, por causa de bajar casi treinta segundos su resultado más relevante. Acumuló 5 mil 180 puntos. Con ese rendimiento subió del cuarto al segundo escaño y obtuvo la clasificación para los Juegos Panamericanos de Río de Janeiro, Brasil, en el 2007.
La morenita compitió en el Campeonato Mundial de biatlé celebrado en Manchester, Gran Bretaña. Allí sufrió otro accidente pues debió abandonar la porfía: “Se me congela el cuerpo al recordar ese día. La temperatura del agua de aquél lago tenía casi quince grados. El presidente de la federación internacional me aseguró que en Mónaco, en el 2007, serán diferentes las condiciones climatológicas”.
El próximo capítulo de la novela de Katia podría versar sobre los la cita hemisférica señalada para territorio carioca. Durante todos los días que duren esas fiestas en las localidades sudamericanas habrá muchos colores. Y Katia espera ser una de las protagonistas de esos arcoiris: “Quiero ganar y si las condiciones de entrenamiento son adecuadas podría realizar otra vez 5 mil 384 puntos, mi mejor resultado personal”.
La capitalina tiene 21 años, pesa 50 kilogramos, mide 1,50 metros y estudia en el cuarto año de Licenciatura en Economía. En el 2015 tendrá 30 otoños...primaveras...inviernos...veranos, como se le quiera nominar. Tras un tiempo similar de existencia, la magiar Voros es la líder universal.
Ante la pregunta, el rostro de la cubanita ratificó que ella tiene la intención de alcanzar un lauro de relieve antes de la despedida que, a propósito, no vaticinó a que altura de su vida acontecerá.

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