viernes, 3 de agosto de 2007

Recobrar la buena imagen


Abelardo Oviedo
Foto Cortesía d ela FIVB

El sonero fue preciso en su descripción: “Sin clave y bongó no hay son”. Y los expertos del voleibol también son exactos: “Sin un pase calificado, un equipo de voleibol pierde trascendencia”.
Justamente ese el estigma que ha perseguido a las selecciones cubanas de voleibol, clasificación femenina, desde el 2001. Y urge crecer en ese indicador del juego porque, de lo contrario, les costará mucho esfuerzo recobrar la hegemonía alcanzada por las Espectaculares Morenas del Caribe.
Tras la mitad de la temporada los estrategas del país aún no han ofrecido sus consideraciones sobre el tema. No obstante, por los rendimientos alcanzados en los torneos asiáticos, la justa de Montreaux, Suiza, y la VI Copa Panamericana celebrada en el estado de Colima, México, parece más consolidada la proyección de las acomodadoras Daimí Ramírez y Dianelis Santos para servir a las atacadoras principales, de fuerza y centrales del combinado nacional.
Pero como también dicen los observadores de la disciplina, utilizando el vocabulario musical, una cosa es con violín y otra con violoncelo, porque la expresión de la preparación con vistas a los XV Juegos Deportivos Panamericanos se apreciará —en toda su magnitud— a partir del 14 en la afamada polideportiva Maracanazinho cuando enfrenten al seleccionado de Puerto Rico, —su único verdugo en la recién finalizada Copa Panamericana—; y luego demuestren su criterio y autoridad ante Costa Rica y Estados Unidos. Así ilusionarán de nuevo a sus parciales y obtendrán todas las basas para recobrar el cetro perdido estrepitosamente en el 2003 ante las quisqueyanas en la capital de República Dominicana.
En efecto, la ofensiva de Cuba mantiene su nivel jerárquico a escala continental y mundial. Rosir Calderón, Zoila Barros y Yumilka Ruiz, así como el buen quehacer de las pasadoras en esa esfera del juego, preocupan sobremanera a la defensiva rival. Calderón está nominada como “la poeta del remate”, según los analistas asiáticos. Sobre las otras dos puntales de la selección de la mayor isla de las Antillas apuntan: “pueden crear un enorme desconcierto en sus adversarias, porque su ofensiva es de altísimo nivel”.
Recobrar la buena imagen en la fiesta deportiva cuatrienal, es uno de los compromisos de la formación denominada como la nueva versión de las Espectaculares Morenas del Caribe. Ellas tienen los atributos para dominar el clásico, como lo hicieron los anteriores combinados desde Cali, en 1971, hasta Mar del Plata, en 1995, porque podrían también adjudicarse éxitos taladrantes, si emplearán con mayor frecuencia contraataques desde las posiciones zagueras del terreno.

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