viernes, 17 de agosto de 2007

Muy Complicadas


Abelardo Oviedo
Foto Cortesía de la FIVB

El mundo del voleibol recuerda a las Espectaculares Morenas del Caribe no solo por ganar varios cetros olímpicos, mundiales, de la Copa del Mundo y continentales de manera consecutiva, sino porque, además, convertían las derrotas en victorias y les ratificaban —constantemente— a sus rivales que nunca podían estar seguras de tener el éxito en el congelador.

Tras los Juegos Estivales de Sydney, en el año 2000, a la nueva formación nacional se le nombra como la nueva versión de esa legendaria formación, peor todavía están distantes de acercarse a aquél elenco que, en la capital de Nueva Gales del Sur —por mencionar solamente un ejemplo— desbarató todas las opciones del conjunto ruso a partir del segundo set y regresó a casa con el mayor pergamino.

Y para nada se censura a las alumnas —primero— de Luis Felipe Calderón y ahora de Antonio Perdomo. Sencillamente, la afición desea que su accionar no sea como los destellos.

Ella recordará siempre la cara plantada por esa formación en los Juegos Olímpicos de Atenas, en el 2004, de cara a la medalla de bronce frente a Brasil, así como la actuación rendida hace unas semanas ante la auriverdes en los XV Juegos Deportivos Panamericanos celebrados en Río de Janeiro, la ex capital del gigante sudamericano.

Pero exige —con toda razón— que la regularidad forme parte de la caracterización del quehacer de las muchachas, porque así saborearían menos cáscaras amargas como la acontecida frente a Holanda 1-3 sets en la apertura de la última parada del Grand Prix en la polideportiva de la ciudad China de Macao.

Contradecir a los peñistas que se proyectan de esa manera es ilógico. Las pasiones bien fundamentadas no tienen por qué esperar. El score histórico entre las plantillas favorece a las antillanas. Presevarlo era un compromiso que, sin dudas, toma mayores dimensiones, cuando se trata de acceder al tramo conclusivo una competencia.

Creo estar en la epidermis de los analistas. Todos ellos sabían que a las caribeñas les sería muy difícil doblegar a los tres contrincantes del segmento, pero también consideraban que sonreirían ante las europeas y podrían negociar una victoria en uno de los restantes desafíos: Estados Unidos y China.

Qué sucedió en la sala donde se discutió el cetro de la competencia en el 2001, es una pregunta que solo pueden enjuiciar los estrategas. Antonio Perdomo señaló: “Nuestro equipo cometió muchos errores, especialmente en el último set. Perdimos muchos puntos por causa de la pálida defensiva. Las holandesas jugaron mejor que nosotros y realizaron un buen trabajo en el ataque”.
Su colega Avital Selinger apuntó: “En el juego de hoy, el ataque fue muy bueno; y ello nos proporcionó situar en aprietos constantemente a Cuba. Las cubanas posee alto nivel en ese sector, pero reducimos su peligrosidad”.

Por supuesto, las caribeñas no está perdidas. Solamente deben subir por una pendiente más inclinada. Y eso es bueno, porque así se miden a los equipos cuando tienen estirpe de triunfadores. Ellas, más que cualquier otro amante del deporte, saben que están MUY COMPLICADAS.

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