viernes, 3 de agosto de 2007

Cercas del tercer sol


Abelardo Oviedo
Daniel Anaya


Luego de que la mascota Caué ofrezca la bienvenida oficial a las delegaciones participantes en los XV Juegos Panamericanos, empezará la porfía más enconada de las baloncestistas en la historia del certamen cuatrienal.
Por supuesto, el elenco de Cuba es una de las vedettes del evento porque fue subcampeona en La Habana 1991; titular en Winnipeg, Canadá, en 1999; y Santo Domingo, República Dominicana, en el 2003. En 1995 (Mar del Plata, Argentina) el debate fue cancelado, porque se inscribieron menos de cinco países.
Las nueva plantilla de las campeonas defensoras puede continuar en la cima, pues la componen jugadoras experimentadas como Suchitel Ávila,Yaima Boulet, Yamilé Martínez, Oyanaisis Gélis, Yaquelín Plutín, Yulitseni Soria, Yamara Amargo y Milaisis Duany. Casi todas estuvieron en Quisqueya, en el 2003; y, además, han concurrido a las últimas ediciones de la Copa América, así como a las finales de la Liga Mundial de Clubes Campeones y a los campeonatos mundiales escenificados en China y Brasil.
El panorama que encontrarán en la Arena Multiuso de Riocentro de la ex capital de Brasil será el más denso de todos, pues a los tradicionales adversarios de lujo: Estados Unidos, Brasil, Canadá, se añade el conjunto de Argentina, noveno peldaño en la pasada lid mundialista cuya final acogió el gimnasio Ibirapuera de la ciudad brasileña de Sao Paulo.
No obstante, las muchachas que dirige Alberto Zabala, auxiliado por Judith Abreu y Eduardo Moya, tienen la basas para desbrozar el camino y adjudicarse el tercer sol consecutivo en la justa.
Una de las caracterizaciones para lograrlo sería por intermedio de la defensa. Ellas exhiben una buena preparación física, pero ese indicador no es suficiente. Esta vez definirá más la constancia para reincorporarse pronto a su posición cuando ayuden a una coequipera, pues las rivales aprovechan esas fracciones de segundos de demora para tirar desde la media y larga distancias. Manejar, en lo posible, los partidos para evitar los finales cerrados es una máxima en estos momentos. Ningún equipo con menos de veinticinco partidos de alto nivel, acumula la rutina de juego necesaria para estimar el tiempo y emplear el recurso táctico que fulmine al oponente y sentencie el desafío.
Las campeonas son una de las pocas selecciones del país con opciones de obtener tres lauros al hilo en la fiesta deportiva hemisférica. Tienen una etapa clasificatoria fuerte. Las acompañan en la llave los colectivos de Argentina y Estados Unidos. Empezarán la brega frente a las albicelestes y la concluirán frente a Estados Unidos.
La selección panamericana del 2003 promedió 82 puntos en la ronda preliminar. La actual también puede llevar esa cifra a la pizarra. Para adjudicarse esa cifra en cada fecha, las jugadoras denominadas como rascacielos deberán garantizar el rebote defensivo y buscar el equilibrio en el ofensivo. También será decisiva obtener la calificación de letales, por la terminación de los contraataques. Esa última conducta provoca la desilusión en los adversarios.

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