jueves, 1 de diciembre de 2011

Fatídicas arrancadas en falso


Por ABELARDO OVIEDO DUQUESNE
Fotos: Cortesía de la IAAF

El campeonato mundial de atletismo es, sin duda, la tercera gran fiesta deportiva del orbe. Por ello, la aplicación de la regla sobre las arrancadas anticipadas, o en falso, con la consiguiente descalificación del competidor, ha despertado innumerables polémicas.

El deporte rey es uno de los más asediados. Cada día es mayor la influencia de las televisoras. Los dueños y productores de ellas pidieron a la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) estudiar vías para disminuir el tiempo de duración de las competencias. La entidad revisó el asunto y descubrió que el tiempo de transmisión crecía, entre otros detalles, por causa de las arrancadas en falso en las pruebas más rápidas. Y determinó que a la primera infracción, el atleta quedaba descalificado.

Según criterios técnicos, la entidad también ordenó esa medida con el fin de acabar con las prácticas de corredores que se adelantaban a propósito para sacar de concentración a sus contrincantes. Y para que no se repitieran situaciones como la protagonizada por el estadounidense John Drummond en el Mundial de París 2003, cuando se tiró sobre la pista y se negó a salir luego de tres arrancadas en falso.

Parecía que el problema estaba resuelto, pero tomó nuevas proporciones con la descalificación de Usain Bolt en la reciente justa mundial de Daegu, Sudcorea. Allí el plusmarquista del orbe y olímpico salió adelantado, le sacaron tarjeta roja, y fue expulsado de la pugna. Ese hecho figura entre los grandes acontecimientos del tercer año del actual ciclo deportivo que concluirá en agosto del 2012.


Apuntaron en su día los reporteros, que la regla ha servido para poner orden, pero también generó la descalificación de la única figura trascendental que tiene el atletismo y dejó a la gente sin el espectáculo que quería ver.

Según ellos, nadie se le acerca a Bolt en popularidad, lo cual el jamaicano cultivó con su doblete de medallas de oro —con plusmarcas de por medio— en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 y el Mundial de Berlín 2009 y con su magnética personalidad. Los reporteros sostuvieron que aunque Bolt cometió una falta clarísima, la IAAF se expone a sufrir otro golpe duro si lo acaecido en la pista azulada de Daegu se repite en los Juegos Olímpicos de Londres.

La polémica máxima nació signada por la desgracia. En su estreno, además del estadounidense John Drummond (9,92 s —lugar 33 en el ranking de todos los tiempos—) también cometió la fatídica segunda salida falsa Asafa Powell, que con 9,72 clasifica como el tercer mejor representante de la prueba. El paisano de Bolt, dueño del límite mundial en el pasado ciclo, igual fue penalizado por el hecho de levantar tenuemente su talón de los tacos antes de tiempo.

Ninguno de los dos avanzó, ni obtuvieron beneficio. Fue un movimiento reflejo. Sin embargo, la electrónica los delató. Drummond registraba una reacción de salida de 0,052 segundos y Powell de 0,086.


Aunque un corredor haya intervenido en otras finales y tenga mucho oficio, la de unos Juegos Estivales, especialmente en 100 metros, es inigualable para el atleta. En ese instante muestra tensión, ansiedad, preocupación y es proclive a cometer inexactitudes. La inflexibilidad provocaría, otra vez, la ausencia de estrellas del evento, como ocurrió en los estadios de Saint Dennos, París y Daegu, Sudcorea.

A mi modo de ver, esa regla debe terminar porque de esa forma regresarán todas las posibilidades a los competidores. Y, además, proseguiría el buen ambiente en los recintos.

Supongamos que tanto en las preliminares y semifinales de la Olimpiada 2012, los corredores vuelen y consigan estupendos cronos y, así, anuncien otra inusual conclusión del evento. Pero si los dueños de los mejores tiempos salen anticipadamente y son descalificados, perderá color la prueba.

Otros criterios

La salida en falso nos está matando. Ojalá no siga en Londres”, comentó el norteamericano Walter Dix, medallista de plata en los 100 de la pasada cita del orbe.

Luis Gustavo González, investigador, profesor titular y vicedirector de Psicología del Instituto de Medicina del Deporte de Cuba, ha estado muy vinculado al atletismo. Él discrepa del afronorteamericano Dix:

“La decisión de la Federación Internacional de Atletismo de sancionar todas las arrancadas en falso, me parece acertada. El primer argumento es que resulta una convincente razón para elevar el nivel de dificultad de las tareas deportivas, como medio para continuar incentivando a los practicantes.

“Tal vez el momento de decidir cambios en el reglamento esté determinado por el modo relativamente fácil con que un número elevado de atletas franquean los límites. De ahí que las federaciones se vean obligadas a cambiar el centro de gravedad de algunos implementos, a modificar reglas y a realizar acciones dirigidas a complejizar las faenas, para que los deportistas se esfuercen por encontrar modos más eficaces de actuación”.


La elevación de los niveles de dificultad, explica Luis Gustavo, es una necesidad para que el nivel de desarrollo no rebase las expectativas del espectáculo.

“Nunca olvidaré —continúa el investigador— los equivocados argumentos de un viejo velocista. Me decía: ‘Doctor, aquí vale todo. Yo soy un bárbaro en robarme la arrancada, estudio al starter y sé cuándo va a hacer el disparo, y voy saliendo del bloque sin que se percate, activando algunos músculos con disimulo’. Sin embargo, aunque no lo quisiera reconocer, sus resultados eran inestables.

“Es obvio que si el velocista concentra su atención en ‘cazar’ el momento de realización del disparo, tendrá un foco externo reducido. Supongamos que logre identificar con acierto el mencionado momento, pero a continuación está obligado a interiorizar el foco para ejecutar los movimientos de rigor hasta que logre romper la inercia y estabilizar una ejecución.

“Teniendo en cuenta este fenómeno, resulta imposible para un velocista atender al disparo y, a la vez, mantener un óptimo nivel de activación en los grupos musculares responsables de la acción.

“El velocista puede entrenarse para mejorar su velocidad de reacción de un modo limpio: determinando el foco de atención predominante durante la arrancada; acoplando un electrocronómetro al bloque de salida, de modo que queden registrados los tiempos de reacción frente a cada disparo, y se muestre al velocista el tiempo medio de reacción y su coeficiente de variabilidad. Así podrá apreciar la reducción del tiempo y la mejoría de la estabilidad cuando atienda prioritariamente las sensaciones músculo-motoras.

“Una vez comprobado esto, y tras una valoración por parte del psicólogo, se realizan de 15 a 20 arrancadas con el nuevo estilo durante la etapa de preparación física general y principios de la especial.

“No hay que apelar a trampas que terminen alimentando antivalores y alejando al deporte de su capacidad educadora. Por eso estoy de acuerdo con la decisión de la IAAF. Y con más trabajo de los científicos.”

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