viernes, 18 de septiembre de 2009

A paso de meteoro






Abelardo Oviedo
Fotos Cortesía de la IAAF

Las posibilidades del ser humano para destronar las plusmarcas en atletismo, especialmente en las pruebas más rápidas, han sido grandes interrogantes. En el pasado siglo los velocistas derribaron, primero, la barrera de los 11 segundos en los 100 metros lisos. En los Juegos Olímpicos de Tokio, en 1964, cuando se aplicó por primera vez oficialmente el cronometraje electrónico, el tiempo del estadounidense Bob Hayes fue de 10,06 segundos mientras, los manuales reflejaban 9,9 segundos.

En esta nueva centuria resultó más rápido alcanzar cotas que parecían indestructibles gracias a las posibilidades que los estudios biomecánicos, fisiológicos, morfológicos, nutricionales, han ofrecido para el perfeccionamiento de los procesos de desarrollo y crecimiento en los jóvenes atletas. El jamaicano Usain Bolt, con sus rendimientos en los XXIX Juegos Olímpicos de Beijing, China, en el 2008, y en el XII Campeonato Mundial celebrado en Berlín, Alemania, esclareció dudas sobre las murallas que podían vencerse en 100 y 200 metros.

En la última cita universal logró rebajar 0,11 centésimas de segundos en cada una de estas competencias. De forma sorprendente se aproximó a los vaticinios del doctor Jason Karp*, de la universidad estadounidense de Indiana, sobre los límites y el rendimiento en las carreras del hombre y la mujer. El investigador predijo que para el 2028 el tiempo en el hectómetro seria de 9,57 y en el doble de esa distancia de 19,10 segundos.

Desde sus primeras incursiones en el deporte rey, el astro caribeño nacido el 21 de agosto de 1986 en Trelawny Parish, Jamaica, demostró sus posibilidades de convertirse en gran campeón. A los 15 años ganó una medalla de oro y otra de plata en el Campeonato del Mundo Juvenil del 2002, lo que le hizo recibir multitud de ofertas de universidades estadounidenses. Con esa edad corría los 100 metros en 10,20 segundos.

En el año 2004 superó la plusmarca mundial juvenil de 200 metros, convirtiéndose en el primer atleta de esa categoría en romper la aparentemente infranqueable barrera de los 20 segundos, con un tiempo de 19.93 segundos. Tres años después, en el campeonato nacional de su país, los corrió en 19.75 superando por 11 centésimas de segundo el record de esa nación en poder de Donald Quarrie impuesto en 1971.

A la temporada del 2008 se le denominó el año mágico de los 100 metros, porque catorce velocistas bajaron 53 veces de los 10 segundos. Bolt corrió en 9,72 los 100 metros en Nueva York y demolió la cota de su paisano Asafa Powell que era de 9,74 segundos. El norteamericano Tyson Gay no quiso quedarse a la zaga y cronometró 9,77 segundos.
El reto continuó en Beijing. El jamaicano ratificó su poderío al paralizar los relojes en 9.69 y 19.30 segundos. Así festejó los 40 años de que el afro norteamericano James Hines lograra un crono inferior a 10 segundos, el primero avalado por la Federación internacional de Atletismo (IAAF).
Entonces el hombre relámpago tuvo un paso vertiginoso desde la arrancada hasta varios metros distantes de la línea de sentencia y disminuyó el ritmo antes de llegar a la meta para festejar su hazaña.

Las carreras soñadas
Bolt posee una técnica impecable. La velocidad de reacción en la salida de los 100 metros en la capital de China fue 0,165 milisegundos y en Berlín 0,146. En Beijing tuvo una considerada por los expertos dentro del nivel medio y en la ciudad europea, de elevado. En 200 metros la cifra descendió a 0,133.

En los 100 metros de la cita planetaria su velocidad de reacción fue sólo dos más que su gran rival, el estadounidense Tyson Gay, de modo que en sólo tres apoyos ya le había alcanzado y por el vigésimo metro le aventajaba en tres centésimas (2.89 frente a 2.92 de Gay).

Desde los primeros pasos de la prueba reina comienza la aceleración. A la altura de los 30 metros el atleta logra la fase que le transporta a la máxima VELOCIDAD. De cara al título mundial el caribeño obtuvo su mayor capacidad de traslación exactamente a los 65,03 metros, con 12,35 metros por segundo.

Ese trabajo, unido a su amplitud y frecuencia en los pasos y el tiempo de apoyo de los mismos, propició el mejor resultado del atleta. Los datos del estudio biomecánico elaborado por la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) en coordinación con la Federación Alemana revelan que no hubo un duelo real en ningún momento, pues la superioridad del jamaicano se puso de manifiesto en una fase muy temprana de la carrera.

En los parciales de 20 metros, incluido el primero, Bolt fue el más ágil de los ocho finalistas, de forma que su ventaja se acumuló hasta rebajar su record del orbe por una diferencia insólita de 11 centésimas.

La fase de la carrera en la que Gay alcanzó una velocidad más cercana a la de Bolt fue entre los 40 y los 80 metros. En cada uno de esos dos parciales de 20 metros el norteamericano sólo concedió dos centésimas al jamaicano, que alcanzó su velocidad crucero entre los 60 y los 80 metros, antes de relajarse.

Bolt miró a su derecha y al comprobar que Gay estaba muy atrás en la calle cinco, levantó el pie del acelerador para mirar el cronómetro de meta y deleitarse con la marca de 9.58 que reflejaba. En ese último parcial de 20 metros el nuevo campeón mundial invirtió 1.66 segundos.
Sin dudas el velocista de la tierra del reggae es el atleta del momento, y no se sabe hasta cuando permanezca esa denominación, porque es de los pocos que han conseguido cinco victorias, con plusmarcas mundiales, en igual cantidad de comparecencias a los máximos escenarios del deporte rey.

De la mano de un mago
El artífice de los éxitos de Bolt es su coterráneo Glen Mills, un hombre que desde niño quiso ser entrenador. A los 16 años preparaba jóvenes de esa edad -y menores- y consiguió títulos escolares. Fue propuesto por Henry McDonald, del cual era ayudante, para la dirección de un seleccionado de una hight school, pero fue rechazado por los directivos de esa institución porque lo consideraron muy joven para tal función. Sin embargo, sus atletas le siguieron y fue aceptado por las autoridades de ese plantel. Desde allí abastecía a los elencos de las categorías superiores.

Mills amplió conocimientos en el centro de alto rendimiento del Comité Olímpico Internacional, en México. Hizo un master en el Centro Regional de Desarrollo de Puerto Rico. Bajo su tutela estuvieron Ray Stewart (segundo en el campeonato mundial de Roma, en 1987), Bert Cameron (oro en Helsinki 1983), Wintrop Graham (plata en 400 con vallas en los Juegos Olímpicos de Barcelona, en 1992 y bronce en las lides del orbe Tokío 1991 y Stuttgart 1993) y Kim Collins, de San Kitts y Nevis (titular mundial en París 2003).
Después de los Juegos Estivales de Atenas, pasó a ser entrenador de la Universidad Tecnológica (U Tech) de su país y comenzó a entrenar a Bolt, el nuevo mito.
.Autor del artículo The limits of running performance

No hay comentarios: