sábado, 29 de diciembre de 2007

Para recordar y para olvidar


(Según ESPNdeportes.com)

1) EL DUELO TYSON GAY - ASAFA POWELL

Los reyes de la velocidad nos regalaron un 2007 vibrante. Después de una temporada 2006 en la que Powell se irguió como monarca absoluto, este año el jamaiquino se vio obligado a compartir su corona con un Gay tan inspirado como lleno de gloria.

La temporada del estadounidense arrancó con dos preformances increíbles, que no fueron oficiales porque estuvieron demasiado ayudadas por el viento: marcó 9.79 en Carson, California y 9.76 en el Reebok Grand Prix, lo que habría sido un récord del mundo de no haber mediado razones climatológicas para no validar la marca.

Pero lo más importante ocurrió en Osaka y después. Ese Mundial de atletismo marcó la gloria deportiva anual para Gay, que se quedó con los 100 metros venciendo al propio Powell (que increíblemente finalizó tercero), con los 200 metros y con los relevos 4x100 apenas dos días después de su última prueba. Entre los hombres, sólo Michael Johnson, Carl Lewis y Maurice Greene habían logrado tres oros en un solo mundial.

Gracias a ello fue nombrado el mejor atleta del año por la IAAF, recibió el premio Jesse Owens y fue elegido como el mejor del año por la prestigiosa revista Track and Field News.

Powell, que había tenido que conformarse con el bronce personal en los 100 llanos y la plata para su Jamaica en la 4x100, se tomó su revancha un mes después. Como si hubiera sentido el improperio velocista de Gay, rebanó tres centésimas al récord mundial en una prueba clasificatoria, en Italia, y clavó los cronómetros en 9.74.

Incluso reguló al final de esa carrera para llegar con energías a la final, donde no pudo repetir su marca. Igual alcanzó para salvar el año. Y para dejar sentado un duelo apasionante de cara a Pekín 2008.


2) EL RÉCORD DEL ETERNO HAILE GEBRSELLASSIE

Sus fanáticos le dicen simplemente Gebre, y es una de las leyendas vivientes que tiene el atletismo Mundial. Este año se dio el lujo impresionante de conseguir tres récords del mundo, incluyendo el de maratón.

Pero primero lo primero: con 34 años cumplidos, y ansioso por demostrar su vigencia, Gebrselassie desafió al ganador de la maratón de Londres 2006, Felix Limo, al ganador de esa misma prueba en 2005, Martin Lel, al medallista de oro en Atenas, Stefano Baldini y al ganador de la maratón de New York 2006, Marilson Gomes dos Santos. También incluyó en la carrera al entonces poseedor del récord Mundial, Paul Tergat.

Gebre ni siquiera pudo alcanzar la meta. Tuvo problemas para respirar y abandonó cerca del kilómetro 35. Muchos pensaron que era su final.

No habían pasado dos meses cuando el gran Haile rompió su primera marca: la cantidad de metros corridos en una hora. El etíope corrió 21.285 metros en ese tiempo y dejó atrás una marca que llevaba 16 años en poder del mexicano Arturo Barrios. Ese mismo día, cubrió 20.000 metros en 56m25s98, otro récord a nivel planetario.

Sin embargo, su 25to récord del mundo sería el más importante del año: en Berlin, en septiembre, ganó la maratón en 2h4m26s. Fueron 29 segundos menos que la marca vigente. Y significó el grito de alegría, otra vez, de un viejo conocido de la gloria .

3) LA CONSISTENCIA BLANKA VLASIC

Pocos podrán discutir los méritos de esta croata especialista en salto en largo, que solo envidia el renombre de los velocistas porque se dedica a una disciplina menos popular.

Vlasic es la indiscutible reina en su campo. Este año se llevó la medalla de oro en el Mundial de Osaka, repitió su victoria en Stuttgart, en las Finales Atléticas de la IAAF y sumó otras 18 victorias.

De hecho, Vlasic ganó sus últimas 14 competencias, 17 de sus últimas 18 y 5 de las 6 que necesitaba para compartir el Jackpot de la Golden League (en la que perdió, terminó segunda). También superó la marca de los 2.00 metros en 17 de sus 19 competencias al aire libre.

La frutilla del postre: fue declarada atleta europea del año por la Asociación de Atletismo de Europa. Es la primera saltadora de altura que recibe este premio. También la primera croata en lograrlo.

4) EL ALTO NIVEL DE LA GUARDIA LATINA

Después de algún tiempo de sequía, América Latina acumulo varios éxitos: en Panamá celebraron en grande su primera consagración mundial, con el oro alcanzado por el saltador Irving Saladino. Lo mejor, quizá, de esa consagración, fue que llegara con el último salto, de 8m57cm, que además se transformó en el nuevo récord centroamericano de salto en largo.

El panameño, de 24 años, sigue pensando en grande y le apunta a los Juegos Olímpicos de Pekín, proclamando que se preparará con todas sus fuerzas para regalarle el primer oro olímpico a su país.

Ecuador también tuvo su cuota de gloria en Jefferson Pérez. Lo del marchista es para quitarse el sombrero. Histórico representante de la disciplina y ganador del oro en los Juegos de Atlanta '96, el ecuatoriano obtuvo en Osaka su tercer título mundial consecutivo en la marcha de los 20 kilómetros. Con 33 años, no descarta competir en Pekín, aunque tampoco ha confirmado su participación en los Juegos.

La saltadora cubana Yargelis Savigne también logró una resonante victoria. Fue en el salto triple, con un registro de 15m28cm. Un triunfo que realza su valor si se toma en cuenta que le ganó a la bicampeona mundial Tatyana Lebedeva.

5) LOS REYES ABSOLUTOS DE SUS DISCIPLINAS

Quizá resulte injusto aglomerarlos en un único ítem, pero todos ellos eran favoritos en sus disciplinas y cumplieron con lo esperado durante el año: Liu Xiang, Jeremy Wariner, Sanya Richards, Yelena Isinbayeva, Allyson Felix. Algunos brillaron más que otros, pero todos se mantuvieron dentro de la elite mundial en su especialidad.
El chino Liu Xiang dejó en evidencia que es el mejor corredor de los 110 metros con vallas. Consiguió el oro en Osaka (fue el primer atleta chino que se quedó con el oro en un Mundial) y será candidato al primer puesto en Pekín, con el aliento de su público en la espalda. Lo de Wariner es similar. Imbatible en los 400, volvió a asegurarse el oro y sumó la 4x400 con su Estados Unidos natal (y se dio el gusto de dibujarse a sí mismo en un comercial de Adidas).

Sanya Richards falló en clasificarse para los 400 metros de Osaka, pero lo compensó con un oro en la 4x400 y lo terminó de sepultar al compartir con Isinbayeva -la diosa del salto con garrocha, que este año no descolló- el Jackpot de la Golden League. Se repartieron un millón de dólares.


Lo de Allyson Felix merece un párrafo aparte. La joven norteamericana se quedó con tres medallas de oro en el Mundial: los 200 metros y los relevos 4x100 y 4x400. Con apenas 22 años, está llamada a ser (si no lo es ya) un símbolo generacional del atletismo mundial.

Para olvidar…

1) EL ESCÁNDALO DE MARION JONES

Todo lo que se diga para explicar este desastre será demasiado poco. Lo único cierto es que el atletismo no podrá escapar a este hecho sin largas y profundas cicatrices: su última heroína, Marion Jones, fue derribada por el doping de su pedestal enorme. Hizo ruido, muchísimo ruido. Demostró que había mentido durante años. Sintió vergüenza.


La atleta estadounidense confesó que había ingerido esteroides (en particular el esteroide sintético THG, conocido como el limpiador, y producido en los laboratorios BALCO), desde septiembre de 2000.

La estadounidense, única mujer en ganar cinco medallas en un Juego Olímpico (tres de oro y dos de bronce en Sydney 2000), aceptó su pena de dos años de suspensión y un millón de dólares de multa (lo que ganó en premios desde 2000) por parte de la IAAF. Aceptó devolver las preseas que había obtenido. Fue borrada de la historia olímpica al eliminarse todos sus registros, incluso previos a Sydney.

El dopaje de Jones fue durante años un rumor. Un rumor cada vez más grande que la envolvió hasta su confirmación. Los disparos la iban cercando: primero cayó su marido, Tim Montgomery. Luego su entrenador. Ahora cayó ella. La que era reina. Maldito doping. El atletismo entero sintió su llanto.

2) LA PEOR MARCA DE LA HISTORIA EN MARATÓN


Quizá los espectadores presentes en aquel momento lo recuerden como uno de los momentos de mayor épica en el deporte. De hecho, los pocos asistentes que quedaban en el estadio de Nagai ovacionaron a Melissa Henderson, de Belice, cuando cruzó última la meta de maratón en el Mundial de Osaka.

Llegó acalambrada, agotada y feliz. Pero su marca le dió algún motivo para entristecerse: es que logró el peor tiempo en su prueba en toda la historia de los mundiales de atletismo. El tiempo que tardó en recorrer los 42,195 kilómetros: 3 horas, 52 minutos, 25 segundos.

La corredora centroamericana llegó 1h21m58s después de la ganadora, la keniata Catherine Ndereba. El anterior peor tiempo estaba en poder de Julie Ogbourn, de Guam, que en Roma 1987 hizo un tiempo de 3:30:56 horas. Eso no le interesó a Henderson, que pulverizó las esperanzas que tenía Guam de permanecer en el libro de los récords.

3) EL CONFLICTO ENTRE ANA GUEVARA Y LA CONADE

A meses de Pekín 2008, toda cuestión que aparte la atención de Ana Guevara de su preparación para esa competencia es un hecho altamente negativo. Y mucho más si la lleva a ella misma a decir que tiene dudas de participar de los Juegos Olímpicos.

La corredora sonorense aseguró recientemente estar arrepentida de haber apoyado al actual director general de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade), Carlos Hermosillo. El problema principal es que ese organismo, para la atleta, no está actuando con fuerza contra la Federación Mexicana de Atletismo.

La velocista ha señalado en reiteradas ocasiones que Conade no ha tomado acciones directas y concretas en contra de la FMA e incluso ha reiterado su determinación de no asistir a Pekín si no hay cambios sustanciales en dicho organismo.

Tras finalizar en el cuarto puesto en la final de Osaka, señaló que la Conade le está "pirateando una radiografía" y posibles soluciones a la problemática del deporte nacional que ella presentó al presidente Felipe Calderón.


Guevara Espinoza tiene una visión de cómo deben ser las cosas en el deporte mexicano. Dice que "simplemente quiere colaborar para que las cosas se hagan de manera correcta". De hecho, asegura que la Conade tomó algunos puntos de su proyecto. Pero también asegura que el deporte nacional no cuenta con un proyecto definido, lo que a su parecer da como resultado que no se "tenga ni pies ni cabeza".

4) ACCIDENTES INEVITABLES Y DE LOS OTROS


Una de las pruebas más duras del atletismo es la carrera con obstáculos de 3000 metros. Y Minori Hayakari lo pudo comprobar cuando corrió esa prueba en el Mundial de Osaka. La japonesa tropezó ante una valla, perdió el equilibrio y cayó de aparatosamente de cara contra el piso. Ante el silencio de su propio público, rodó hacia un costado, fuera de la pista, y perdió el conocimiento. La carrera siguió disputándose mientras los paramédicos la sacaban del estadio en camilla.


Unos días más tarde, en el Grand Prix de Roma, el lanzador finlandés Tero Pitkamaki tuvo serios problemas para controlar la ejecución de su lanzamiento: tiró con demasiada fuerza, muy torcido, y su jabalina terminó fuera del área dispuesta para el disparo.
Increíblemente, se terminó clavando en Salim Sdiri, un francés que hacía su precalentamiento para competir en la especialidad de salto en largo.


Cosas que pasan en el atletismo. Aunque podrían no pasar.

5) LO QUE RUSIA SILENCIÓ

Pudo haber sido un escándalo de generosas proporciones si Rusia no tuviera semejante experiencia para evitar los disparos políticos. El problema surgió cuando Tatiana Lysenko, recordwoman de lanzamiento de martillo fuera suspendida por tomar sustancias prohibidas. A ese doping se sumó otro: el de Yekaterina Joróshij, también atleta rusa.

La Federación Rusa de Atletismo (FRA) culpó a Valeri Kulichenko, entrenador nacional del equipo ruso, que casualmente había sufrido un infarto unos días antes. La FRA aseguró que Kulichenko daba a sus pupilas -sin su consentimiento- un cóctel de esteroides en lugar de vitaminas.


Lysenko y Joróshij se sumaron a la acusación. También el entrenador de ambas, Nikolai Beloborodov. Y aunque ninguna pudo competir en el Mundial de Osaka, la culpa no fue repartida: quedó en un solo hombre que, desde su hospital y su infarto, aseguró una y otra vez que no tenía nada que ver.


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